¡Luciérnagas! En el río las tinieblas pasan.
El hombre es parte de la familia de las luciérnagas: un gusano que se transforma en luz cuando ama.
Las luciérnagas temen su reflejo en el agua.
No pises este lugar: ¡Ayer tarde había por aquí luciérnagas!
Soy la mujer que piensa. Algún día mis ojos encenderán luciérnagas.
Bajo el mosquitero ella duerme rodeada de luciérnagas.
Agitando la jaula de luciérnagas la puse ardiendo ellas estuvieron a oscuras.
En la palma de la mano una luciérnaga. ¡Ah! Su frío reflejo.
La campana del templo para de sonar y brilla. ¡Ah! La luciérnaga.
El tiempo nos ha vaciado de fulgor. Pero la oscuridad sigue poblada de luciérnagas.
Del extremo de la hierba en cuanto cae alza el vuelo la luciérnaga.
Una errante luciérnaga alumbró nuestro beso.