Me gustaría ser valiente. Mi dentista asegura que no lo soy.
Es verdad que optamos por la risa en casi todas las situaciones, con excepción de una que otra visita al dentista.
(...) Pero a veces, tal vez cuando mi musa se mostraba caprichosa, dejaba la pintura de lado y hacia dibujos. Aún conservo uno. Es la cavernosa vista de la enorme boca de un hombre a quien atiende su dentista. La lengua del hombre es un sencillo billete de cien dólares y el dentista está diciendo, tristemente, en francés. "Creo que podemos salvar la muela, pero tendremos que extirpar la lengua. " Era uno de mis favoritos. "Nueve cuentos" (1953), Jerome David Salinger
"Nueve cuentos" (1953) Frases de "Nueve cuentos" (1953) Frases de Jerome David Salinger
Como le iba diciendo, soy dentista, y su amiga tiene los dientes más afilados que he visto en mi vida; largos, afilados, puntiagudos como una lanza, como un alfiler. Sí, los he visto perfectamente: son unos dientes peligrosos. Yo entiendo de estas cosas, y aquí estoy con mi lima, mi punzón y mis pinzas. Se los dejaré redondeados y bonitos.
Empecé a trabajar como dentista en 1978 y entonces el gobierno no nos dejaba escoger, nos asignaban el oficio que les parecía mejor. A mí me tocó el peor, dentista, ¡Pero yo odiaba mirar dentro de las bocas! Por eso empecé a pensar alternativas.
Eso no procede del juego de química de un escolar. A menos que me equivoque mucho, es ácido sulfúrico. -Enfoqué la luz de la linterna hacia arriba por el lateral del bidón donde también aparecían pintadas las palabras máxima precaución-. Hay suficiente para convertirte en un par de litros de grasa animal. - Espero que kosher -dijo Belinsky-. ¿Para qué querrá un dentista un bidón lleno de ácido sulfúrico? - Por lo que yo sé, debe de meter su dentadura postiza dentro por la noche. "Réquiem alemán" (1991), Philip Kerr