8 frases de Réquiem alemán (A German Requiem) de Philip Kerr... Año 1947. El detective privado Bernie Gunther descubre por casualidad el escenario de una pesadilla que esconde incluso más muerte de las que se imagina.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Philip Kerr son: detective privado, alemania nazi, viena, guerra fría, espías, complot, crimen.
Frases de Réquiem alemán Philip Kerr
01. Una cosa he aprendido en este oficio: si tienes dudas, ahógalas en alcohol.
02. Mercado negro -gritó el revisor cuando estuvimos a la vista de las ruinas del viejo Reichstag, y el tranvía se vació.
03. Camisa parda por fuera, sí -dijo-. No sé de qué color soy por dentro, no es rojo; no soy comunista. Pero tampoco es pardo. Ya no soy nazi. -Coño, eres el mismo diablo cambiando de color.
04. La destrucción que había inundado la capital de las ambiciones de Hitler no tenía paralelo; una devastación de una escala wagneriana en la que el Anillo hubiera completado su círculo; la iluminación definitiva de aquel crepúsculo de los dioses.
05. Llámalo un pálpito. De ese modo, si me equivoco, no pareceré un aficionado. -Sigues confiando en lo que dicen tus vísceras, ¿Eh? -Y más ahora que vuelvo a tener algo dentro de ellas, Arthur. Viena es una ciudad rica comparada con Berlín.
06. Había, parecía, alguna base teológica para rechazar la culpabilidad colectiva de los alemanes. La culpa, decían los sacerdotes, era algo personal entre un hombre y su Dios, y su atribución a una nación por otra era una blasfemia, ya que solo podía ser una prerrogativa divina.
07. Me encontré en una pequeña sala de espera, donde había una serie de plantas en macetas y un terrario con tortugas de agua; por lo menos y para variar, no eran peces de colores, me dije, y consciente de que su dueño estaba muerto, espolvoreé en la superficie del agua un poco de la apestosa comida que tomaban. Era mi segunda buena acción del día. La caridad empezaba a convertirse en una costumbre.
08. Eso no procede del juego de química de un escolar. A menos que me equivoque mucho, es ácido sulfúrico. -Enfoqué la luz de la linterna hacia arriba por el lateral del bidón donde también aparecían pintadas las palabras máxima precaución-. Hay suficiente para convertirte en un par de litros de grasa animal. - Espero que kosher -dijo Belinsky-. ¿Para qué querrá un dentista un bidón lleno de ácido sulfúrico? - Por lo que yo sé, debe de meter su dentadura postiza dentro por la noche.