26. Vosotros los políticos tenéis una forma de darle la vuelta a una cosa sencilla; y no lo creéis ni vosotros mismos a la hora de ponerlo en práctica. "La cabaña del tío Tom" (1852), Harriet Beecher Stowe
27. ¿Quién puede hablar de la felicidad del descanso que emana de la almohada del hombre libre, que duerme bajo leyes que le garantizan los derechos que Dios ha dispensado a los hombres? "La cabaña del tío Tom" (1852), Harriet Beecher Stowe
28. Nosotros no reconocemos vuestras leyes; no reconocemos vuestro país; estamos aquí de pie, tan libres bajo el cielo del Señor como lo sois vosotros; y juro por el gran Dios que nos creó que lucharemos por nuestra libertad hasta la muerte. "La cabaña del tío Tom" (1852), Harriet Beecher Stowe
29. ¿Quién puede hablar de la felicidad de ese primer día de libertad? ¿No es el sentido de la libertad más hermoso y más elevado que los otros cinco? ¡Moverse, hablar, respirar...Entrar y salir sin vigilancia, libres de peligro! "La cabaña del tío Tom" (1852), Harriet Beecher Stowe
30. Existen en este mundo algunas almas benditas, cuyas penas se convierten en alegrías para los demás y cuyas esperanzas terrenales, colocadas en la tumba con abundantes lágrimas, son una semilla de la que brotan flores y bálsamos curativos para los desolados y los afligidos. "La cabaña del tío Tom" (1852), Harriet Beecher Stowe
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31. El camino más largo tiene su fin; la noche más lúgubre acaba con la llegada de la mañana. El paso eterno e inexorable del tiempo siempre acerca el día de los malvados hacia la noche eterna y la noche de los justos hacia el día eterno. "La cabaña del tío Tom" (1852), Harriet Beecher Stowe
32. -Bien -dijo Alfred- lo veremos. No tengo miedo de sentarme sobre la válvula, siempre que las calderas sean fuertes y la maquinaria funcione correctamente. -Así pensaban los nobles de la época de Luis XVI; y así piensan ahora Austria y Pío IX; y una mañana de éstas puede que os encontréis todos en el aire, cuando estallen las calderas. "La cabaña del tío Tom" (1852), Harriet Beecher Stowe
33. Las horribles crueldades y ultrajes que de vez en cuando consiguen publicar en la prensa ¿Cómo se producen? En muchos casos, es por un endurecimiento paulatino de ambas partes, donde el amo se hace cada vez más cruel y el sirviente cada vez más insensible. Los azotes y el maltrato son como el láudano: hay que duplicar la dosis cuando se pierde sensibilidad. "La cabaña del tío Tom" (1852), Harriet Beecher Stowe
34. El principio de confianza y fe incondicional, que es su base, es un elemento más innato en esta raza que en ninguna otra; y a menudo ha ocurrido entre ellos que una semilla de verdad dispersa, llevada accidentalmente por una brisa hasta los corazones más ignorantes, ha dado tantos frutos que su abundancia ha avergonzado a los de cultura más elevada y hábil. "La cabaña del tío Tom" (1852), Harriet Beecher Stowe