14 frases de Tierra desacostumbrada (Unaccustomed earth) de Jhumpa Lahiri... Relatos que giran en torno a las vivencias de las familias de ascendencia bengalí en Estados Unidos, experiencias y emociones que ocupan y preocupan a un amplio sector de la sociedad moderna.
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Frases de Tierra desacostumbrada Jhumpa Lahiri
01. Su pasatiempo era la fotografía. Tenía una cámara cara que había que ajustar antes de apretar el disparador, y yo me convertí enseguida en su motivo preferido, la cara redondeada, los dientes que me faltaban, el tupido flequillo necesitado de un buen corte. Siguen siendo las fotografías que más me gustan de mí, pues transmiten esa seguridad en uno mismo de la juventud que ya no poseo, sobre todo delante de la cámara.
02. ¿Y no era terrible lo mucho que ansiaba él esos momentos, tanto que a veces incluso un trayecto en metro a solas era lo mejor del día? ¿No era terrible que después de todo el trabajo que invertía uno en buscar a una persona con quien pasar la vida, tras tener familia con esa persona, a pesar incluso de echar de menos a esa persona, como amit echaba de menos a megan una noche tras otra, esa soledad era lo que más ansiaba uno, lo único que, aunque en dosis fugaces y reducidas, le permitía mantener la cordura?
03. Había ocasiones en que ruma se sentía mucho más cerca de su madre que en cualquier otro momento de su vida, una cercanía derivada sencillamente de pensar en ella tan a menudo, de echarla de menos. Pero era consciente de que se trataba de una ilusión, un espejismo, y de que la distancia entre ellas era ahora infinita, inexorable.
04. Sin embargo, no podía perdonarse. Incluso de adulta, le hubiera gustado volver atrás y cambiar las cosas: la desgarbada ropa que llevaba, la inseguridad que había sentido, todos los inocentes errores cometidos.
05. (...) Que las dos últimas letras de su nombre fueran las primeras del de él, una tontería que nunca le mencionó pero que lo llevaba a creer que ambos estaban unidos.
06. Suponía que tantos años de amar a un embustero le habían enseñado unas cuantas cosas.
07. El cielo era distinto, incoloro, tenso e implacable. Pero el agua era lo más implacable, casi negra en ocasiones, lo bastante fría, era consciente, para matarme y lo bastante violenta para hacerme pedazos. Las enormes olas arremetían contra playas rocosas sin vestigios de arena. Cuanto más me alejaba, más desolado era el paisaje, más que cualquier otro lugar donde hubiera estado. Sin embargo, por esa misma razón me atraía, me llamaba como nada me había llamado en mucho tiempo.
08. Desde segundo curso de secundaria, leer latín se había convertido en una adicción: todas y cada una de las frases constituían un enigma al que encontrar significado. Los conocimientos que había ido acumulando poco a poco, las antiguas palabras y declinaciones y la sintaxis que moraban en su cerebro poseían una cualidad sagrada que le permitía resucitar todo un mundo.
09. Cómo si un ser humano pudiera estar vivo durante años y años, pensando, respirando y comiendo, lleno de un millón de preocupaciones, sentimientos y pensamientos, ocupando espacio en el mundo, y luego, en un instante, se tornara ausente, invisible.
10. Regresé a mi existencia, la existencia que había escogido en vez de a ti.
11. Un optómetra le explicó que le causaba la acumulación y el desprendimiento de humor vítreo del ojo, que era un síntoma inocuo de envejecimiento. Le dijo que se acostumbraría, y así había sido, más o menos, y desde hacía un tiempo no le molestaba a menos que estuviera en una habitación luminosa con paredes blancas o al aire libre sin gafas de sol. No le afectaba a la hora de conducir ni de tomar fotografías. Y sin embargo, la sentía como una invasión de su sentido más preciado, algo que lo traicionaba y, al mismo tiempo, se negaba a abandonarlo.
12. Se había negado a sí misma el placer de compartir abiertamente su vida con la persona a quien amaba.
13. Con su silencio seguían protegiéndome y, al mismo tiempo, castigándome. El recuerdo de aquella noche era ahora el único vínculo entre nosotros, y eclipsaba todo lo demás.
14. ¿Qué razones podrían tener para ser desdichados?, habrían pensado sus padres. "Depresión" era una palabra extranjera, algo americano. En su opinión sus hijos eran inmunes a las penalidades e injusticias que ellos habían dejado atrás en la india, como si las vacunas que les había puesto el pediatra a sudha y rahul cuando eran pequeños les hubiesen garantizado una existencia ajena al sufrimiento.