18. Son sólo palabras (... ). Es lo que la gente dice cuando siente lástima de sí misma. Palabras...
19. Hace un par de días estuve hablando con uno de mis donantes que se quejaba de que los recuerdos, incluso los más preciosos, se desvanecen con una rapidez asombrosa. Pero yo no estoy de acuerdo. Mis recuerdos más caros no se desdibujan jamás en mi memoria. Perdí a Ruth, y luego perdí a Tommy, pero no voy a perder mi memoria de ellos.
20. Jamás se me pasó por la cabeza que nuestras vidas, hasta entonces tan estrechamente vinculadas, pudieran llegar a separarse tan drásticamente... Pero supongo que para entonces ya existían poderosas corrientes que tendían a separarnos, y que sólo fue necesario un incidente para que la ruptura se hiciera definitiva. Si hubiésemos entendido esto entonces, quién sabe, a lo mejor habríamos conservado lazos más fuertes.
21. Lo único que me he permitido en este sentido fue ir en el coche a Norfolk sin ninguna necesidad de hacerlo... Fue la única vez en que me permití imaginar una pequeña fantasía. Porque, después de todo, aquello era Norfolk... La fantasía no pasó de ahí –no permití que fuera más lejos–, y aunque las lágrimas me caían por las mejillas, no estaba sollozando abiertamente ni había perdido el dominio de mí misma. Aguardé un poco, volví al coche, y me alejé en él hacia dondequiera que estuviera dirigiendo.
22. (...) No hago más que pensar en ese río de no sé qué parte, con unas aguas muy rápidas. Y en esas dos personas que están en medio de ellas, tratando de agarrarse mutuamente, aferrándose con todas sus fuerzas el uno al otro, hasta que al final ya no pueden aguantar más. La corriente es demasiado fuerte. Tienen que soltarse, y se separan, y se los lleva el agua. Pienso que eso es lo que pasa con nosotros. Qué pena, Kath, porque nos hemos amado siempre. Pero al final no podemos quedarnos juntos.
23. ¿Por qué nos llevábamos vuestros trabajos artísticos? ¿Por qué hacíamos tal cosa? Has dicho algo muy interesante antes, Tommy. Cuando estabas hablando de esto con Marie-Claude. Has dicho que era porque la obra de arte revelaba cómo era su autor. Cómo era en su interior. Eso es lo que has dicho, ¿No es cierto? Bien, no estabas en absoluto errado en eso. Nos llevábamos vuestros trabajos artísticos porque pensábamos que nos permitirían ver vuestra alma. O, para decirlo de un modo más sutil, para demostrar que teníais alma.