10 frases de La vieja sirena de José Luis Sampedro... Egipto, siglo III. Una mujer que tendrá varios nombres y dos hombres: Ahram el Navegante y el filósofo Krito. Y entre ellos una imborrable lección de amor y un apasionado canto a la vida.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de José Luis Sampedro son: triángulo amoroso, ficción histórica, ambientada en alejandría (egipto), ambición de poder, belleza estética, seducción, poder del amor, esclavitud, eternidad.
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Frases de La vieja sirena José Luis Sampedro
01. El amor se bebe por la piel.
02. Sobrevivirle no, la pena hace vivir tanto como el goce, hasta llega más hondo.
03. Porque tan sólo tú tienes las alas para el vuelo que mata y da la vida.
04. Nunca pretendí hacer historia, sino comprender mejor el amor y el poder, esas dos grandes pasiones de todos los tiempos.
05. Vacía para él su memoria mientras crece en ella la convicción de sentirse escuchada como nunca por nadie, comprendida como parece imposible...
06. Si no rompió tu voz ese gemido que acuchilla la turbia madrugada...Es que en tu corazón no ardía la hoguera que llamamos amor.
07. Porque es tocando fondo, aunque sea en la amargura y la degradación, donde uno llega a saber quién es, y donde entonces empieza a pisar firme.
08. ¡El tiempo es la vida y no la eternidad! (...) El tiempo nos hace como somos, amamos tanto porque nos arrastra, para olvidarnos de él, en la desesperanza de ir deshaciéndonos, nos agarramos al ancla del amor.
09. Pienso que todos los dioses del hombre son iguales, todos acaban haciéndose inhumanos en cuanto triunfan, incapaces de comprender al hombre, insensibles a la vida porque no la viven, porque sólo el hombre, sabedor de su muerte, vive de verdad.
10. No te miro incrédulo, sino iluminado. Por fin comprendo; ya sé por qué siempre fuiste única, diferente. Comprendo que ondule tu paso como un alga en las ondas, que tu cabello fluctúe, que tus ojos tengan los colores del mar y sean a la vez sosegados e insondables y que a veces, como esta tarde cuando llegué aquí, rezumes amargura salobre...Te creo, ¡Claro que te creo! , pero dime más, déjame saberte mejor.