10 frases de La silla del águila de Carlos Fuentes... Sátira política de México, donde las historias de los personajes se mezclan con la corrupción de los políticos que se valen de traición, sexo, hipocresía y compadrazgo para lograr sus objetivos personales.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Carlos Fuentes son: sátira, corrupción política, relaciones de poder, hipocresía de la política, relación entre la sexualidad y el poder, derecho de los trabajadores.
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Frases de La silla del águila Carlos Fuentes
01. ¿Quieres hacerte viejo? Entonces vive siempre con la misma vieja.
02. El amor posee una fuerza sin límites que se llama la imaginación.
03. Aún no sabe que entre el periodista y el funcionario sólo puede haber un diálogo de sordos.
04. Sí, soy un utopista. Muero soñando que la sociedad debe ser gobernada por hombres de cultura, bondad y buen gusto.
05. La Silla del Águila es nada más y nada menos que un asiento en la montaña rusa que llamamos La República Mexicana.
06. (...) En cambio, la fortuna política es un largo orgasmo, querido. El éxito tiene que ser mediato y lento en llegar para ser duradero. Un largo orgasmo, querido.
07. México es un país de fatalidades dinámicas... Un país con demasiadas insatisfacciones sepultadas en el tiempo, largos siglos de pobreza, de injusticia, de sueños soterrados.
08. Simplemente, considero que la política es la actuación pública de pasiones privadas. Incluyendo, sobre todo, acaso, la pasión amorosa. Pero las pasiones son formas arbitrarias de la conducta y la política es una disciplina.
09. El político puede pagarle al intelectual. Pero no puede confiar en él. El intelectual acabará por disentir y para el político esta será siempre una traición. Malicioso o ingenuo, maquiavélico o utópico, el poderoso siempre creerá que tiene la razón y el que se opone a él es un traidor o, por lo menos, alguien dispensable.
10. Más bien -tú sabes mejor que nadie- lo misterioso de nuestras vidas, lo más apasionante quizás, es que desde la infancia comenzamos a tejer una tela por encima (o por debajo) de los acontecimientos familiares. Siempre será fascinante la sorpresa de saberse capturado dentro del círculo familiar que nos viste, alimenta y educa, pero libres, secretamente libres, en el mundo interior que aprendemos a crear, que a menudo simplemente descubrimos esperándonos y que desde la niñez nos compromete por partida doble. Con nuestro entorno objetivo y con nuestra subjetividad. El mundo exterior que nos rodea cambia y cambiamos nosotros, interiormente, también. Ya estamos allí: midiendo fuerzas entre lo que está fuera de nosotros y nos contiene y lo que está dentro de nosotros y contenemos. Creo, a estas alturas, que toda la vida es un combate entre esas dos fuerzas.