18 frases de La fábrica de animales (The animal factory) de Edward Bunker... Ron Decker acaba en la temible prisión de San Quintín por vender droga. Allí donde los conflictos raciales y las peleas entre bandas abundan, aprenderá muy pronto que para sobrevivir hay que estar dispuesto a todo.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Edward Bunker son: violencia, drogas, sobrevivir, pena de muerte, suicidio, encarcelado, presos, vida en una prisión, código carcelario, poder judicial, hipocresía, prisión de san quintín (california, estados unidos).
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Frases de La fábrica de animales Edward Bunker
01. Para vivir de la delincuencia, la paranoia es imprescindible.
02. El corazón le latió al ritmo de la excitación de su pensamiento.
03. La esperanza es lo último que se pierde, pero hacen falta ideas para avivarla de vez en cuando.
04. Las víboras no avisan antes de atacar..., y las serpientes de coral son preciosas.
05. (...) Había aprendido que el negocio de los abogados consistía en vender esperanza y entregar solo chachara sin sustancia.
06. La nueva opción de fuga podía llegar a materializarse o no, pero en cualquier caso le levantó el ánimo.
07. Después de cuatro meses en la cárcel conozco mejor la justicia que si llevara dos años en la universidad.
08. Había cumplido doce años en un hospital psiquiátrico y al salir se había vuelto loco de verdad.
09. La cárcel es una fábrica que produce animales humanos. Lo más probable es que salgas peor de lo que entras.
10. Después de pasar unos años en la cárcel, todo el mundo se olvidaba de ti; era como si estuvieras en un ataúd y bajo tierra.
11. Si se quiere transformar a alguien en un ser humano digno, condenarlo a una pena de cárcel es como querer convertir a alguien al Islam y mandarlo a un monasterio trapense.
12. Tenía las manos a la vista, para dejar claro que no iba armado. Si hubiera tenido un arma, tampoco habría escondido las manos bajo la ropa: era como mostrar las cartas.
13. (...) Le impresionó el contraste entre las jaulas de la justicia que se ocultaban en la trastienda y la dignidad y la solemnidad de la sala del juzgado. El público veía la mansión, pero no el excusado.
14. Y disfrutó de la agridulce sensación del deseo de libertad. Le hacía sentir que seguía siendo humano, que aún ansiaba algo más que vivir la vida de un recluso. Todavía había esperanza...
15. Pero después de vivir un año en un mundo en el que nadie dice nunca que matar esté mal, un lugar en el que prevalece la ley de la selva, me veo capaz de contemplar el ejercicio de la violencia sin perder siquiera la calma.
16. Mientras tanto, y por mucha angustia que se sienta, también es una vida llena de emoción: la emoción de aprender a vivir en un entorno clausurado que refleja la sociedad libre del mismo modo que el espejo de una caseta de feria refleja la forma humana: la imagen es completa, pero deformada.
17. En la cárcel hay dos códigos vigentes (...): el de la administración penitenciaria y el de los presos. Para recuperar la libertad, es importante que no te pillen vulnerando el código de la administración, que se asemeja vagamente al que se aplica en la sociedad. Pero para sobrevivir, hay que cumplir a rajatabla el código del submundo.
18. A juzgar por la información recibida de las autoridades penitenciarias, usted es un hombre peligroso. Si ya lo era antes de ingresar en prisión o si se ha transformado allí es irrelevante. Lo fundamental aquí no es si la prisión lo ayudará a usted o si su encarcelamiento tendrá un efecto disuasorio sobre otras personas. Lo principal es proteger a la sociedad.