8 frases de Intemperie de Jesús Carrasco... Historia que narra la huida de un niño a través de un país castigado por la sequía y gobernado por la violencia. Un mundo cerrado, sin nombres ni fechas, en el que la moral desaparece.
- 01. Frases de Intemperie
- 02. Obras similares
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Jesús Carrasco son: escapar, violencia, sobrevivientes, ficción histórica, ambiente hostil, valor de la amistad, ambientada en españa, vida rural, soledad, persecución ideológica, muerte.
Frases de Jesús Carrasco Libros de Jesús Carrasco
Frases de Intemperie Jesús Carrasco
01. (...) Luego volvió a la puerta y allí permaneció mientras duró la lluvia, mirando cómo Dios aflojaba por un rato las tuercas de su tormento.
02. Las moscas tachonaban las heridas, formando sonrisas como barboquejos. Recorrían, amontonadas unas sobre otras, las aberturas en el pellejo, suturándolas a base de infecciones y poniendo huevos.
03. El chico escuchó la palabra "alguacil" en boca del pastor y sintió cómo la sangre le ardía en los talones y cómo esa flama subía desde el suelo y le abrasaba por dentro como sólo lo hace la vergüenza.
04. [Sobre los galgos] Animales místicos que corrían tras las liebres a toda velocidad y que no se detenían a olfatear porque habían sido arrojados a la Tierra con el único mandato de la persecución y el derribo.
05. Los buitres y los cuervos, que pronto llegarían, terminarían formando una columna que se vería a muchos kilómetros de distancia. Un tornillo volador con su algarabía de plumas negras sobre la tierra polvorienta.
06. (...) Y así, mediante esa imposición, el viejo le transmitió al muchacho el rudimento del oficio, otorgándole en ese instante la llave de una sabiduría perenne y esencial.
07. La intemperie le había empujado mucho más allá de lo que sabía y de lo que no sabía acerca de la vida. Le había llevado hasta el mismo borde de la muerte y allí, en medio de un campo de terror, él había levantado la espada en lugar de poner el cuello.
08. Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar. Berreos como jaras calcinadas. Tumbado sobres un costado, su cuerpo en forma de zeta se encajaba en el hoyo sin dejarle apenas espacio para moverse.
