Frases de Heterodoxia

Heterodoxia

23 frases de Heterodoxia de Ernesto Sabato... Ensayo dónde Sabato expone la preocupación que manifiesta el ser que ve vaciado su universo en manos de las tecnocracías, uno de los temas principales en la obra del autor.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Ernesto Sabato son: obsesión narcisista, ensayos, poder de las palabras, masculinidad, ateísmo, fidelidad, condición de la mujer, naturaleza del amor.

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Frases de Heterodoxia Ernesto Sabato

01. El hombre concreto es la unidad del espíritu contemplativo y ejecutivo.


02. El camino de las lenguas es así tortuoso e irracional como la vida.


03. La novela es lo nocturno y, en consecuencia, lo que auténticamente somos.


04. No es que me repugne lo extenso: me repugna lo extendido, que no es lo mismo.


05. Nada hay tan perecedero como la novedad, puesto que nace de la necesidad psicológica de cambiar.


06. Somos como esos presos a perpetuidad que construyen barquitos dentro de una botella, o lapiceras de colores.


07. El arte y la literatura, pues, deben ser puestos al lado de la ciencia como otras formas del conocimiento.


08. Nada hay tan pasajero como lo que está a la moda, ni tan grotesco cuando ha pasado de moda.


09. Desgraciadamente, casi nunca la realidad parece tener en cuenta nuestros deseos y esa melancólica tendencia es la causa de innumerables desconsuelos.


10. Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas.


11. Los seres ficticios y hasta los seres fantásticos deben ser descriptos con "realismo", ya que sólo nos emociona lo que es real.


12. El lenguaje de la ciencia es el lenguaje de la verdad. El de la vida y de la literatura es el lenguaje de la mentira.


13. El lenguaje de la vida y de la literatura no obedece a leyes rígidas, porque su objetivo no es decir verdades sino lograr victorias


14. Si verdaderamente deseamos ser originales, no seamos demasiado novedosos: casi siempre la originalidad consiste en volver a decir lo que dijeron Hornero, Cicerón o Shakespeare.


15. Del hecho de que las religiones prometen la vida de ultratumba debemos inferir, pues, que la obsesión de la muerte es la más profunda.


16. Es que como todos somos vanidosos pero nos avergonzamos de serlo -sin por eso dejar de serlo-, aprovechamos ansiosamente la ocasión de darle salida anónima y colectiva.


17. La vida del espíritu es un diálogo, en el que la verdad va saliendo tortuosamente, a menudo con violencia, en una larga y complicada contraposición de opiniones.


18. El pueblo, como el niño y el creador, se expresa con imágenes; y las palabras, que estaban destinadas a tener una significación única, se hacen equívocas, oblicuas y hasta opuestas.


19. El camino de las lenguas es así tortuoso e irracional como la vida. De otro modo, el latín no se habría convertido en español y hoy estaríamos hablando como Cicerón, o como Buda, o Dios sabe en qué.


20. La realidad que pasa fugaz e inasible ante nuestros ojos es como la prefiguración de la muerte. Ansiamos la eternidad, es decir el presente absoluto. Y de ahí nuestra obsesión por fijar todo, por cristalizarlo en el instante mismo en que va a morir.


21. Las regiones más validas de la realidad -la más valiosa para el hombre y su existencia- no son aprehendidas por esos esquemas de la lógica y la ciencia. Querer aprehender el mundo de los sentimientos, de las emociones, de lo vivo, mediante esos esquemas es como querer sacar agua con horquillas.


22. El artista sería así una combinación de la conciencia y razón del hombre con la inconsciencia y la intuición de la mujer. Si en esa combinación predomina la inconsciencia, el arte es romántico. Si predomina la conciencia, es clásico. Lo romántico es así lo femenino, lo irracional, lo ondulado y misterioso. Lo clásico es, en cambio, lo masculino, lo racional, lo rectilíneo, lo explicable.


23. Dice Jung que el amor a las cosas es prerrogativa masculina, mientras que es un rasgo esencialmente femenino el hacer todo por amor a un ser humano. Esto es parcialmente cierto, pues habría que decir, con más precisión, que la característica del hombre es su amor a la cosidad, a las cosas en abstracto. Pues el amor concreto de la mujer a los seres que la rodean se proyecta a las cosas inanimadas que de algún modo estén vinculadas a ellos: una pipa, un traje, un juguete y, en general, a todos los objetos que constituyen el universo casero.

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