
11 frases de El tiempo de los asesinos de Henry Miller... Libro dedicado al poeta francés Arthur Rimbaud (1854-1891), con el lenguaje crudo que le caracteriza al autor, quien intenta escudriñar lo que es un imposible, un misterio indescifrable.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Henry Miller son: libros sobre libros, amor imposible, crítica literaria, mundo en decadencia, libertad de elección, proceso de creación literaria, poeta.
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Frases de El tiempo de los asesinos Henry Miller
01. Conocerse a sí mismo, es liberarse de los demonios que nos poseen.
02. Ningún júbilo es comparable al del creador, porque la creación no tiene otro fin que ella misma.
03. Poco importa que perdamos al poeta si salvamos la poesía. No hay necesidad ni de papel ni de tinta para crear poesía y propagarla.
04. Lo que creamos con la mano y la lengua no tiene valor; lo que creamos con nuestras vidas es lo que cuenta. Sólo cuando nos convertimos en una parte de la Creación comenzamos realmente a vivir.
05. Los poetas de hoy retroceden, embalsamándose en un lenguaje críptico, cada vez más incomprensible. Y, a medida que van desapareciendo uno tras otro, los países que los vieron nacer se van arrojando de cabeza a su propia perdición.
06. Dios no quiere que vayamos a él en la inocencia. Hemos de conocer el pecado y el mal, hemos de desviarnos del sendero, perdernos, alzarnos desafiantes y desesperados; hemos de resistir tanto como lo permitan nuestras fuerzas, para que la rendición sea absoluta y abyecta.
07. Se puede ser aclamado como un gran rebelde, pero nunca seremos amados. Y para el rebelde, más que para el resto del género humano, es absolutamente necesario conocer el amor, darlo aún más que recibirlo y serlo aún más que darlo.
08. Sólo el individuo emancipado tiene acceso a la libertad. Y esta libertad se gana. Es una liberación gradual, una lucha lenta y laboriosa en la que se exorcisan las químeras. No pueden matarse las químeras puesto que los fantasmas sólo adquieren realidad en la medida en que son reales los temores que los invocan.
09. Somos inadaptados hasta la locura. Añoramos encontrar nuestro puerto, pero estamos rodeados de bastos espacios vacíos. Necesitamos un maestro, pero nos falta la humildad, la flexibilidad, la paciencia necesaria. No estamos cómodos ni nos sentimos agusto con los grandes de espíritu; aún los más grandes entre ellos nos resultan sospechos y defectuosos. Y, pese a todo, sólo encontramos afinidad en los tipos más elevados.
10. El rebelde es traicionero y sacrílego a la vez, si no en la letra, al menos en el espíritu. Es en el fondo un traidor, porque teme la humanidad que lleva en sí y que podría unirlo a sus semejantes; es un iconoclasta porque, al reverenciar demasiado la imagen, llega a temerla. Lo que quiere sobre todas las cosas es su humanidad común, sus poderes de adoración y reverencia.
11. El mundo no quiere originalidad, quiere conformidad, esclavos, más esclavos. El lugar que corresponde al genio está en el albañal, cabando zanjas o en las minas y canteras, donde su talento no será utilizado. Un genio en busca de empleo es uno de los espectáculos más tristes del mundo. No encaja en ninguna parte, nadie quiere saber nada de él. Es un inadaptado, dice el mundo. Y con esto le cierran violentamente.