Frases del libro "El silbido del arquero" de Irene Vallejo

El silbido del arquero

Disfruta de estas 9 frases de "El silbido del arquero"... Viaje a los mitos de un pasado que aún ilumina nuestro presente, y sus frases hablan del poder sobre la libertad individual, la mujer en un mundo de hombres, la adolescencia, la piedad o la suerte.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "El silbido del arquero", de Irene Vallejo son: libertad de elección, mujer independiente, naturaleza del amor, relaciones de poder, libertad sexual, búsqueda de la libertad, historia de la literatura, poderosos, historia universal, acontecimientos históricos contemporáneos, naturaleza del poder, miedo a la soledad.

Frases de "El silbido del arquero"

01. Las lágrimas suben al borde de mis ojos.


02. En mi piel se abren surcos de pena, la tristeza está arañando mi rostro.


03. Las nubes se separan y un hermoso resplandor acaricia la playa al desplazarse sobre la arena.


04. (...) Disfruto del roce de su piel, me gusta sentir en mi cara un aleteo de sus pestañas.


05. Las guerras caen en el olvido, los cantos permanecen. Solo el poema queda para narrar el dolor de los vencidos, la suerte de quienes son atropellados por los imparables acontecimientos que forjan la historia.


06. Aquellos a quienes hoy llamamos héroes fueron en su día seres azotados por la desgracia. De la vendimia del sufrimiento brota el vino de las leyendas. Yo conozco el sufrimiento, la duda, el pesado lastre del miedo, pero también he experimentado la redención y el consuelo de las palabras. Ahora lo sé. Yo puedo escribir este poema. He encontrado mi voz.


07. Y esta noche puedo decir, una vez más, que he estado a punto de morir. He oído crujir mi barco. El cielo nos aplastaba sobre el mar, el mar nos lanzaba hacia el cielo. Luego he creído que mar y cielo se rompían en pedazos y se confundían. He creído que caíamos por las grietas de los relámpagos o por los precipicios de las olas.


08. Clarea la mañana, pronto me levantaré. Eneas duerme en calma, nada se agita en él, reposa. Levanto el dedo para seguir en su piel las líneas de las cicatrices. Viajo, sin apenas rozarle, por los caminos que en su cuerpo han abierto las armas, caminos de un pasado doloroso y previo a mí. Allí está la impronta de su misterio. Solo puedo explorar, lo sé, las huellas exteriores de sus enigmas. El interior es un mar vedado.


09. La griega Helena, la mujer más bella de todas, de piel tan suave y blanca que todos la llamaban "la hija del cisne", abandonó su palacio en Esparta, a su marido y a su hija pequeña por el amor de un troyano...Para mi asombro, Eneas oculta que Troya era una ciudad estratégica a las puertas de un estrecho, enriquecida gracias al peaje que imponía a los barcos mercantes. No habla de las rutas comerciales, los metales y los intercambios que fueron verdadera causa del ataque y los diez años de asedio griego. He comprobado que, cuando se trata de justificar sus guerras, los humanos prefieren formar parte de una historia de amor que de comercio. Eso me halaga.

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