Frases del libro "El principio del placer" de José Emilio Pacheco

El principio del placer

Disfruta de estas 19 frases de "El principio del placer"... Libro de cuentos, que recorre diferentes temas desde la infancia hasta la vejez, pasando por el descubrimiento del amor, la amistad, la sexualidad y la corrupción.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "El principio del placer", de José Emilio Pacheco son: búsqueda de placer, méxico, vejez, infancia, primer amor, amistad, sexualidad, corrupción, chismes.

Frases de "El principio del placer"

01. México - Tenochtitlan, el sol eterno entre los dos volcanes.


02. Que injusto es todo: la que amo me rechaza y repudio la que me quiere.


03. Voy a esconder este cuaderno. Si alguien lo leyera me daría mucha vergüenza.


04. En vez de gozar el presente ya me entristece la futura nostalgia por el ahora que no volverá.


05. Si alguien nace fea por fuera la gente se las arregla para que también se vaya haciendo horrible por dentro.


06. Esto sí no es problema: en México siempre que se busca un cadáver se encuentran muchos otros en el curso de la pesquisa.


07. Yo sé lo que es estar en el infierno, padre. Sin embargo, no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague.


08. Si, en opinión de mi mamá, esta que vivo es "la etapa más feliz de la vida", cómo estarán las otras, carajo.


09. Por eso, padre, y fíjese en quién se lo dice, no debemos sentir envidia: nadie se escapa, la vida es igual de terrible con todos.


10. Fíjese usted cuando hay un accidente, un crimen, un incendio. Qué alegría sienten los demás porque no fue para ellos al menos una entre tantas desgracias de este mundo.


11. (...) Porque se supone que aún no estoy en edad de andar con mujeres; intentarlo es un delito que arruina los estudios y el desarrollo normal y debe castigarse con la pena máxima.


12. Como usted sabe, Chapultepec fue el bosque sagrado de los aztecas. Según los miembros de la secta, la cueva oculta en este lugar es uno de los ombligos del planeta y la entradá al inframundo.


13. Es pecado alegrarse del mal ajeno. Todos lo cometemos ¿No es cierto? Fíjese usted cuando hay un accidente, un crimen, un incendio. Qué alegría sienten los demás porque no fue para ellos al menos una entre tantas desgracias de este mundo.


14. A esas alturas casi todas nuestras amigas se habían alejado de Santa María. Las que seguían allí estaban gordas, llenas de hijos, con maridos que les gritaban y les pegaban y se iban de juerga con mujeres de ésas. Para vivir en esa forma mejor no casarse.


15. Qué idiotez sentir celos, cómo voy a exigir fidelidad a quien no tiene compromiso alguno conmigo, ni siquiera soñó en este encuentro, sería terrible enamorarme de ella, qué diablos, siempre me pasa lo mismo, en vez de gozar del presente ya me entristece la futura nostalgia por el ahora que no volverá.


16. Escribir tiene su encanto: me asombra ver cómo las letras al unirse forman palabras y salen cosas que no pensábamos decir. Además lo que no se escribe se olvida: reto a cualquiera a decirme día por día qué hizo el año anterior. Ahora sí me propongo contar lo que me pase.


17. No hay otro en mi salón que haya leído casi completo El tesoro de la juventud, así como todo Emilio Salgari y muchas novelas de Alejandro Dumas y Julio Verne. Me encantan los libros pero el profesor de gimnasia nos dijo que leer mucho debilita la voluntad. Nadie entiende a los maestros, uno dice algo y el otro lo contrario.


18. Hoy quemé tu carta. La única carta que me escribiste. Y yo te he estado escribiendo, sin que tú lo sepas, día a día. A veces con amor, a veces con desolación, otras con rencor. Tu carta la conozco de memoria: catorce líneas, ochenta y ocho palabras, diecinueve comas, once puntos seguidos, diecisiete acentos ortográficos y ni una sola verdad.


19. Vi a los ayudantes del cocinero matando a los animales y quedé horrorizado. Lo más espantoso es lo que hacen con las tortugas o quizá el fin de las pobres langostas que patalean desesperadas en la olla de agua hirviendo. No quiero imaginarme lo que serán los rastros. Uno debería comer nada más pan, verduras, cereales y frutas. Pero ¿De verdad no sentirán nada las plantas cuando uno las arranca, las corta, las cuece, las muerde y las mastica?

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