
35 frases de El gato que venía del cielo de Takashi Hiraide... Historia de una pareja y un gato que los adopta como dueños, convirtiéndose en el centro de una intriga con tintes policiacos y filosóficos. Una novela sobre la belleza y la sensibilidad.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Takashi Hiraide son: ficción con gatos, sensibilidad, intrigas, grandes amigos, recuerdos, ternura, la fragilidad de la vida, creer en el amor.
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Frases de El gato que venía del cielo Takashi Hiraide
01. (...) Eran pequeños descubrimientos llenos de ternura.
02. Estaba convencida de que era un regalo del cielo.
03. Para mí Chibi es un amigo que me comprende, un amigo con apariencia de gato.
04. Todos los muebles habían desaparecido, era un lugar vacío donde solo habitaban sombras.
05. Entraba hasta lo más profundo de la casa, hasta el fondo mismo de nuestros corazones...
06. La escena de mi mujer apartando la cortina para espiar al gato era digna de contemplar.
07. Tenía la impresión de que las palabras ni siquiera se tomaban la molestia de formarse.
08. ¿Cómo era posible que el afecto compartido por un mismo ser amado pudiera transformarse en resentimiento?
09. El recuerdo de quien venía a visitarnos hacía tan poco tiempo se apoderó de mí.
10. Al cabo de un rato, Chibi regresó solo y mi mujer le preguntó: "Fanguito es amiga tuya, ¿verdad?".
11. A primera vista eran fragmentos de nubes flotantes. Indecisas, oscilaban despacio a izquierda y derecha a merced del viento.
12. Los gatos que salen de las casas no dudan un instante en cruzar fronteras que solo existen para los humanos.
13. Mi corazón saltó de alegría. Sí. Definitivamente era él. Todo sucedió en un momento fugaz que duró eternamente.
14. ¿Cómo manejar siquiera la pequeña corriente que suponía esa mudanza cuando no éramos más que simples juguetes del destino?
15. Tan blanco, tan pequeño, como un pájaro con los ojos bien abiertos que a pesar de todo se golpea contra un faro.
16. Lo que a ella le resultaba extraño a mí me parecía natural. Y con razón, porque Chibi era un gato misterioso.
17. Miré al cielo. El olmo de la casa vecina balanceaba suavemente sus ramas despojadas de todas sus hojas contra el límpido azul invernal.
18. Incluso cuando las reiteradas visitas de Chibi se transformaron en hábito, siguió sin maullar y nunca dejó que lo cogiéramos en brazos.
19. Hasta allí prodigaban su exuberancia, y la infinita hojarasca de finales de otoño tenía el efecto de arrancar suspiros a la anciana propietaria.
20. Me doy cuenta ahora, pero aquel fue un tiempo en el que jugamos inconscientes en la cresta de una ola entre la salud y lo irreparable.
21. Me embargó la profunda calma de aquel lugar, experimenté una misteriosa paz, como si una mano familiar me acariciase el pecho a la altura del corazón.
22. Deslizarse hacia un interior a través del intersticio de una puerta, ¿No es acaso un gesto espontáneo, un gesto de la misma naturaleza que el que hace brotar un arroyo?
23. La luna llena fluía como un río caudaloso teñido de blanco, colmando con toda su enormidad los cuatro metros cuadrados de cristal atravesado en damero por finísimos hilos de metal.
24. Fue así como empezó el año. El 7 de enero, la noticia de la muerte del emperador recorrió el país. Casi simultáneamente concluí mis dos trabajos pendientes. Ambos trataban sobre béisbol.
25. La ausencia del gato transformó el jardín en un paisaje sin alma. Me sorprendió constatar cómo la mirada es capaz de engalanar con colores un lugar o, por el contrario, despojarlo de ellos.
26. Poco a poco, Chibi empezó a formar parte de nuestra rutina diaria, de igual manera que una pequeña corriente de agua brota de un manantial, empapa el suelo y perfila una inclinación imperceptible en el terreno.