Frases de Despertares

Despertares

14 frases de Despertares (Awakenings) de Oliver Sacks... Conmovedoras historias de pacientes supervivientes de la gran epidemia de encefalitis letárgica de la década de 1920, tras recibir el medicamento "l-dopa".

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Oliver Sacks son: casos clínicos, neurociencia, neurología, divulgación científica, funcionamiento del cerebro, basado en hechos reales, enfermedad de parkinson, salud mental, adaptada al cine, memorias.

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Frases de Despertares Oliver Sacks

01. Incluso una sola buena relación humana puede ser una tabla de salvación cuando surgen los problemas, una estrella polar y una brújula que nos guían cuando tenemos que navegar por un océano de dificultades.


02. Nos es imposible separar realmente los comportamientos individuales de los sociales, ya que éstos ayudan al paciente a estar en el mundo (u obstaculizan que lo consiga). El comportamiento terapéutico del paciente depende de la colaboración del mundo. Deben cooperar para alcanzar el mejor resultado posible.


03. Debemos abandonar todos nuestros dogmas, reglas y presuposiciones, ya que sólo nos conducirán a un callejón sin salida o al desastre, y debemos también dejar de considerar a los pacientes como meras réplicas de un caso modelo y prestarles una atención personalizada, una atención que tenga en cuenta su evolución y sus reacciones y tendencias individuales. Si obramos de este modo y, en vez de tratar al paciente como si fuera un títere, consideramos que es nuestro igual y colabora con nosotros en la exploración de su enfermedad, podremos hallar tratamientos específicos para su caso y emplear con él tácticas que puedan ser modificadas según sea necesario.


04. Leibniz hace hincapié, sin embargo, en que el enfoque metafísico es prioritario, así como en que, aunque el funcionamiento del mundo nunca contraviene las consideraciones mecánicas, éstas sólo tienen sentido, y son completamente inteligibles, a la luz de las consideraciones metafísicas, y en que la mecánica del mundo favorece el diseño de éste.


05. Sentir la presencia del mundo en su totalidad depende de sentir la totalidad de la presencia de otra persona en cuanto tal; la realidad nos es proporcionada por la realidad de los seres reales, y nos es arrebatada por la irrealidad de los seres irreales, de los fantasmas; nuestro sentido de la realidad, de la confianza, de la seguridad, depende de manera fundamental de nuestras relaciones humanas.


06. (...) Esos pacientes nos muestran que la naturaleza está en todas partes, viva y real, y que nuestro pensamiento acerca de ella debe ser también vivo y real. Nos recuerdan que nos hemos concentrado en el desarrollo de nuestros conocimientos mecánicos, y ello hace que hayamos dejado de lado la inteligencia, la intuición y la conciencia biológicas, y que debemos recuperarlas cueste lo que cueste, pues son lo que más necesitamos, no sólo en medicina, sino en todas las ciencias.


07. No hay nada vivo que no sea individual: nuestra salud es nuestra, nuestras enfermedades son nuestras y nuestras reacciones son nuestras, del mismo modo que lo son nuestras mentes o nuestros rostros. Nuestra salud, nuestras enfermedades y nuestras reacciones no pueden ser comprendidas in vitro, por sí mismas; sólo pueden ser comprendidas con referencia a nosotros, como expresiones de nuestra naturaleza, de nuestra vida, de nuestro existir aquí (da-sein), en el mundo.


08. Las enfermedades tienen su carácter propio, pero también comparten el nuestro, y, por más que tengamos un carácter propio, también compartimos el del mundo: el carácter está formado por mónadas o microcosmos, es decir, por mundos dentro de mundos dentro de mundos, por mundos que expresan mundos. La enfermedad, el hombre y el mundo van juntos, y no pueden ser considerados por separado como entidades independientes.


09. Las armas útiles para luchar contra la angustia y la desesperación causadas por la L-dopa son las mismas que empleamos para el gobierno de nuestras vidas: fuerzas y reservas profundamente arraigadas que surgen de lo más íntimo de nuestro ser y cuya existencia incluso ignorábamos; sentido común, prevención, cautela y cuidados; vigilancia y estratagemas especiales para enfrentarse a peligros de naturaleza también especial; el establecimiento de toda clase de relaciones que sean convenientes para ese objetivo, y, como es natural, la aceptación de lo que ocurra finalmente.


10. Así, pues, finalmente, llegamos a las únicas conclusiones posibles: que los pacientes tratados con L-dopa mejorarán siempre tanto como se lo permitan sus circunstancias personales, y que alterar su situación química puede ser el preludio de muchas otras alteraciones, aunque, por sí solo, no es causa suficiente para que se presenten. Las limitaciones de la L-dopa resultan tan claras como sus beneficios, y si deseamos reducir aquéllas y aumentar éstos, debemos ir más allá de este fármaco, más allá de todas las consideraciones puramente químicas, y preocuparnos de la persona y de su situación en el mundo.


11. Los humanos racionalizamos, disociamos, damos por sentado: damos por sentado, por ejemplo, que la medicina moderna es una ciencia racional, basada en hechos concretos, no en creencias absurdas, y que nada hay más alejado de ella que lo fantástico o lo mítico. Pero no tenemos más que golpear suavemente esa capa de brillante barniz para que se rasgue de arriba abajo y nos revele sus raíces y cimientos, así como su viejo y misterioso corazón, hechos de metafísica, misticismo, magia y mito. La medicina es la más antigua de las artes y de las ciencias: ¿Acaso ha de extrañarnos que brote de los sentimientos y los conocimientos más profundos que tenemos?


12. Es un rasgo característico de muchos neurólogos (y de algunos pacientes) que confundan la intransigencia con la fuerza, lo que los induce a plantarse ante un mar embravecido de problemas que se precipita rugiendo sobre ellos y desafiar su avance con la fuerza de su voluntad. Y también lo es que nieguen la existencia de ese mar embravecido de problemas que ruge a su alrededor: "¡No quiero saber nada de esos problemas! ¡No deseo hablar de ellos! ¡Niego que existan!". Ni desafiar los problemas ni negar su existencia sirve para nada: debemos tomar las armas contra ellos aprendiendo a navegar por ese mar embravecido salvando los obstáculos que nos opone, convirtiéndonos en lobos de mar, en expertos conocedores del mar de nuestro yo.


13. La amistad posee virtudes curativas, y todos somos un poco los médicos de los demás... Y el mundo es el hospital donde tiene lugar la curación.


14. El poder terapéutico de la música es realmente notable, y puede permitir una facilidad de movimientos imposible de conseguir de otro modo.

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