33. Actualmente, poner en marcha el motor de un automóvil consiste sólo en dos cosas: girar una llave y tirar del botón del aire. El resto funciona automáticamente. El proceso seguido en aquellos días era más complicado y requería no sólo una buena memoria, un brazo fuerte, un carácter angelical y una fe ciega, sino también cierta dosis de magia.
34. (...) Y entonces siento que soy un hombre. Y también que un hombre es algo muy importante, acaso más importante que una estrella. Esto no es teología. No me siento inclinado hacia los dioses. Pero experimento un nuevo amor por ese resplandeciente instrumento que es el alma humana; es algo maravilloso y único en el universo, siempre atacada y jamás destruida, gracias a ese "tú podrás".
35. (...) Se fijó en sus ojos, de un azul pálido y repletos de una juvenil alegría, y con las típicas arrugas a su alrededor producidas por la risa.
36. Ya no creo que todos los hombres sean aniquilados. Puedo nombrarle una docena de ellos que ya no existen, pero gracias a los cuales el mundo vive. Con el alma pasa lo mismo que con las batallas: sólo los vencedores son recordados. Es cierto que la mayor parte de los hombres son aniquilados, pero hay otros que, como columnas de fuego, guían a la humanidad aterrorizada a través de las tinieblas. ¡Tú podrás, tú podrás! ¡Qué gloria!
37. Los narradores de historias de las ciudades falsean de tal manera la vida, que la hacen aparecer dulce a los ojos de los perezosos, de los estúpidos y de los débiles.
38. Casi todos los hombres son víctimas del miedo, sin que lleguen a saber qué les causa ese miedo: sombras, perplejidades, peligros innominados e indeterminados, el temor a una muerte solapada. Pero si consigues llegar a enfrentarte no con sombras, sino con una muerte real, descrita y reconocible, por bala o sable, flecha o lanza, entonces ya no necesitas sentir temor, o por lo menos no de la misma manera en que antes lo sentías. Entonces serás un hombre distinto de los demás hombres, te sentirás seguro cuando ellos griten llenos de terror. Esta es la gran recompensa; quizá la única recompensa.
39. (...) Suprimió las sábanas de la cama y dormía entre mantas. ¿Qué utilidad tenía limpiar la casa si no había nadie para verla?
40. Cuando nuestra comida, ropa y vivienda sean producidas en serie, el método de la fabricación en masa se aposentará en nuestros cerebros y eliminará cualquier otra forma de pensar. En nuestra época, la producción en masa o colectiva se ha introducido en la economía, en la política e incluso en la religión, hasta el punto de que algunas naciones han sustituido la idea de Dios por la idea colectiva. Este es el peligro de nuestra época. Hay una gran tensión en el mundo, una tensión creciente al borde de la ruptura, y los hombres se sienten desgraciados y confusos.
41. ¡Quiero decirte tantas cosas! Pero las he olvidado casi todas. Quiero decirte que un soldado renuncia a mucho para recibir algo. Desde el día de su nacimiento, cada circunstancia, cada ley y orden y derecho enseñan al hombre a proteger su propia vida. Desde su más tierna edad está dotado de este gran instinto, y la vida no hace sino confirmarlo. Pero luego se convierte en un soldado, y debe aprender a violar todas estas enseñanzas, debe aprender fríamente a ponerse en situación de perder su propia vida sin volverse loco. Y si eres capaz de hacerlo (muchos, fíjate bien, no pueden), entonces poseerás el mayor don de todos.
42. Cuando un niño comprende por primera vez a los adultos –es decir, cuando se abre paso por primera vez en su grave cabecita la idea de que los adultos no están dotados de una inteligencia divina, de que sus juicios no son siempre acertados, ni su pensamiento infalible, ni sus sentencias justas, su mundo se desmorona y la desolación se apodera de él. Los dioses han caído y ha desaparecido toda seguridad. Y además no caen un poquito, no, se destrozan y se hacen añicos, o bien se hunden en las profundidades del estiércol. Es una tarea muy fatigosa la de reconstruirlos; ya no vuelven a brillar jamás con su antiguo resplandor. Y el mundo infantil ya no vuelve a ser jamás un mundo seguro. Es una manera muy dolorosa de crecer.