25 frases de Adiós a las armas (A farewell to arms) de Ernest Hemingway... Historia de amor entre el soldado joven e idealista llamado Frederick Henry con la enfermera Catherine Barkley en la Italia de la Primera Guerra Mundial. Un relato autobiográfico crudo y realista.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Ernest Hemingway son: historia de amor, soldados, autobiografía, primera guerra mundial, realidad y fantasía, amar y dejarse amar, valorar la vida, miedo a la muerte.
Frases de Ernest Hemingway Libros de Ernest Hemingway
Frases de Adiós a las armas Ernest Hemingway
01. No acostumbro amar.
02. Pronto estarás hasta la coronilla de nuestra felicidad.
03. Si nadie atacara, la guerra terminaría.
04. - ¿De verdad tienes miedo a la lluvia? -Cuando estoy contigo, no.
05. Sabes muy bien que sólo te quiero a ti. ¿Qué importa que alguien me haya amado antes?
06. Es un buen cura, pero no deja de ser un cura.
07. Calor, sólo una sábana. Toda la noche. Nos amaríamos toda la noche, la noche cálida de Milán. Así deberían suceder las cosas.
08. No soy infiel, querido. Tengo muchos defectos, pero no soy infiel.
09. La vida es muy fácil cuando no se tiene nada que perder.
10. El vino es una gran cosa -dije-. Te hace olvidar todo lo malo.
11. -Me comprende, pero no ama a Dios. -No. - ¿Nada? -Algunas veces, por la noche, le temo.
12. Empezaba a notar esta dificultad, tan masculina, de permanecer mucho tiempo con una mujer en los brazos.
13. No hay yo. Yo soy tú. No separes tú de mí.
14. No, la sabiduría de los viejos es un gran error. No es que se vuelvan más sabios, sino más prudentes.
15. La gente se quiere, pero insisten en no comprenderse, y se pelean, y entonces, de repente, dejan de ser una sola y misma persona.
16. En la cantina hablaban mucho y bebí vino porque aquella noche, de no haberlo hecho, no hubiese podido experimentar la impresión de que todos éramos hermanos.
17. - ¿Le da usted valor a la vida? -Sí. -Yo también. Porque es todo lo que poseo y mi mayor deseo es poder ir celebrando mis aniversarios.
18. Todos los pensadores son ateos.
19. Tenía un periódico pero no leía, pues no quería saber nada más de la guerra. Quería olvidar la guerra. Había hecho una paz aparte.
20. Lo que usted me contaba algunas veces de sus noches, no es amor. Es sólo pasión y lujuria. Cuando se ama, se intenta, se quiere hacer algo para el que se ama. Sacrificarse, servirlo.
21. - ¿Quieres que vaya a buscar un sacerdote o alguien para que te vea? -No quiero ver a nadie más que a ti. -Luego, después de un silencio-. No tengo miedo, pero la idea de la muerte me causa horror.
22. Leí el Corriere della Sera y los periódicos ingleses y americanos de París. Habían suprimido todos los anuncios, seguramente para impedir comunicarse por este medio con el enemigo. Los periódicos no traían nada bueno. Todo iba muy mal, por todas partes.
23. -El cobarde sufre mil muertes, pero el valiente sólo una. -Si. ¿Quién dijo eso? -No lo sé. -Seguramente un cobarde -dijo-. Conozco bien a los cobardes, pero no conozco a los valientes. El valiente sufre tal vez dos mil muertes si es inteligente. Pero no habla de ello.
24. -Uno piensa, uno lee. No somos campesinos. Somos mecánicos. Pero ni los campesinos son los bastante torpes para creer en la guerra. Todos odian esta guerra. -Al frente de los países hay gente estúpida que no comprende y no comprenderá nunca nada. -También se enriquecen con ella. -No la mayoría -dijo Passini-. Son muy tontos. Lo hacen por nada...Por pura estupidez.
25. Cuando los individuos se enfrentan con el mundo con tanto valor, el mundo sólo los puede doblegar matándolos. Y, naturalmente, los mata. El mundo quiebra a los individuos, y, en la mayoría, se les forma cal en el lugar de la fractura; pero a los que no quieren dejarse doblegar entonces, a estos, el mundo los mata. Mata indistintamente a los muy buenos y a los muy dulces, y a los muy valientes.