(...) Desde allí la vista era magnífica. La temblorosa superficie sin límites del bosque de River y, más allá de la esbelta torre del edificio de los tribunales y de las chimeneas humeantes del pueblo, casi cien kilómetros de tierras cultivadas, ondulantes, salpicadas de molinos de viento. "El arpa de hierba" (1951), Truman Capote
Frases de "El arpa de hierba" (1951) Frases de Truman Capote