
44 frases de Sobre la televisión (Sur la télévision) de Pierre Bourdieu... Dos profundos textos sobre la televisión. El primero muestra los mecanismos de la censura invisible y la fabricación de los discursos televisivos, mientras que el segundo explica cómo alteró el periodismo.
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Frases de Sobre la televisión Pierre Bourdieu
01. La comunicación es instantánea porque, en un sentido, no existe.
02. Hay que trabajar para la universalización de las condiciones de acceso a lo universal.
03. La televisión se convierte en el árbitro del acceso a la existencia social y política.
04. El intercambio de "ideas preconcebidas" es una comunicación sin más contenido que el propio hecho de la comunicación.
05. Los periodistas, con sus lentes, con sus categorías de pensamiento, plantean unas preguntas que no tienen nada que ver con nada.
06. El peso relativo de los diferentes deportes en las organizaciones deportivas internacionales tiende a depender cada vez más de su éxito televisivo y de los beneficios económicos subsiguientes.
07. Los periodistas son a veces peligrosos: como no siempre son muy cultos, se asombran de cosas que no tienen nada de extraordinario y permanecen indiferentes ante otras que son absolutamente portentosas.
08. Las "ideas preconcebidas", que desempeñan un papel fundamental en la conversación cotidiana, tienen la virtud de que todo el mundo puede recibirlas, y además instantáneamente: por su banalidad, son comunes al emisor y al receptor.
09. (...) La televisión lleva a su extremo esta contradicción en la medida en que está más sometida que cualquier otro universo de producción cultural a la presión comercial, a través de los índices de audiencia.
10. La violencia simbólica es una violencia que se ejerce con la complicidad tácita de quienes la padecen y también, a menudo, de quienes la practican en la medida en que unos y otros no son conscientes de padecerla o de practicarla.
11. Los peligros políticos inherentes a la utilización cotidiana de la televisión resultan de que la imagen posee la particularidad de producir lo que los críticos literarios llaman el efecto de realidad, puede mostrar y hacer creer en lo que muestra.
12. ¿Cómo voy a conciliar esa exigencia de "pureza", que es inherente a cualquier labor científica o intelectual, y que lleva al esoterismo, con el afán democrático de hacer que esos logros estén al alcance del mayor número posible de personas?
13. El tiempo es un producto que va extremadamente escaso en la televisión. Y si se emplean unos minutos tan valiosos para decir unas cosas tan fútiles, tiene que ser porque esas cosas tan fútiles son en realidad muy importantes, en la medida en que ocultan cosas valiosas.
14. En cada uno de los campos, en el universitario, en el de los historiadores, etcétera, hay dominadores y dominados según los valores internos del campo. Un "buen historiador" es alguien de quien los buenos historiadores dicen que es un buen historiador. La cosa funciona necesariamente de forma circular.
15. La televisión gobernada por los índices de audiencia contribuye a que pesen sobre el consumidor supuestamente libre e ilustrado las imposiciones del mercado, que nada tienen que ver con la expresión democrática de una opinión colectiva ilustrada, racional, de una razón pública, como pretenden hacer creer los demagogos cínicos.
16. (...) Las cadenas tienen a mano, siempre disponibles y con el rollito bien a punto y dispuestos a conceder su entrevista, a los habituales de los medios de comunicación. También cuenta el hecho que, para ser capaz de "pensar" en unas condiciones en las que a nadie le es posible hacerlo, hay que ser un pensador muy particular.
17. La televisión, a través de los diferentes mecanismos que intento describir de forma sucinta -un análisis profundo y sistemático habría exigido mucho más tiempo-, pone en muy serio peligro las diferentes esferas de la producción cultural: arte, literatura, ciencia, filosofía, derecho...Un peligro no menor la vida política y la democracia.
18. Los índices de audiencia significan la sanción del mercado, de la economía, es decir, de una legalidad externa y puramente comercial, y el sometimiento a las exigencias de ese instrumento de mercadotecnia es el equivalente exacto en materia de cultura de lo que es la demagogia orientada por los sondeos de opinión en materia de política.
19. La televisión posee una especie de monopolio de hecho sobre la formación de las mentes de esa parte nada desdeñable de la población. Pero al privilegiar los sucesos y llenar ese tiempo tan escaso de vacuidad, de nada o casi nada, se dejan de lado las noticias pertinentes que debería conocer el ciudadano para ejercer sus derechos democráticos.
20. Es una ley que se conoce a la perfección: cuanto más amplio es el público que un medio de comunicación pretende alcanzar, más ha de limar sus asperezas, más ha de evitar todo lo que pueda dividir, excluir..., más ha de intentar no "escandalizar a nadie", como se suele decir, no plantear jamás problemas o sólo problemas sin trascendencia.
21. Uno de los mayores problemas que plantea la televisión es el de las relaciones entre el pensamiento y la velocidad. ¿Se puede pensar atenazado por la velocidad? ¿Acaso la televisión, al conceder la palabra a pensadores supuestamente capaces de pensar a toda velocidad, no se está condenando a no contar más que con fast thinkers, con pensadores que piensan más rápido que su sombra...?
22. (...) Lo pone de manifiesto esa otra institución reciente que es la lista de bestsellers. Esta misma mañana he escuchado en la radio a un locutor que comentaba con conocimiento de causa el último bestseller y decía: "La filosofía está de moda este año, puesto que se han vendido 800.000 ejemplares de El mundo de Sofía". El veredicto final, el criterio absoluto, era para él la cifra de ventas.
23. En este universo que se caracteriza por un alto grado de cinismo, se habla mucho de moral. En tanto que sociólogo, sé que la moral sólo es eficaz si se basa en unas estructuras, en unos mecanismos, que hagan que la gente se interese por ella. Y para que pudiera surgir una cosa como la preocupación moral, sería necesario que encontrara apoyos y refuerzos, así como recompensas, en esas estructuras.
24. La imposición del mercado sólo se ejerce por mediación del efecto de campo: en efecto, muchas de esas primicias informativas que se buscan y se valoran en tanto que bazas en la conquista de la clientela, están condenadas a permanecer ignoradas por los lectores o los espectadores y a ser advertidas sólo por los competidores (pues los periodistas son los únicos que leen el conjunto de los periódicos...).
25. Con palabras corrientes, no se "deja pasmado" al burgués ni al pueblo. Hacen falta palabras extraordinarias. De hecho, paradójicamente, el mundo de la imagen está dominado por las palabras. La foto no es nada sin el pie, sin la leyenda que dice lo que hay que leer -legendum-, es decir, a menudo, meras leyendas, que hacen ver lo que sea. Dar nombre, como es bien sabido, significa hacer ver, significa crear, significa alumbrar.
26. Los periodistas, a grandes rasgos, se interesan por lo excepcional, por lo que es excepcional para ellos. Lo que puede ser banal para otros puede ser extraordinario para ellos, y al revés. Se interesan por lo extraordinario, por lo que se sale de lo común, por lo que no ocurre a diario: los periódicos tienen que ofrecer cada día cosas que se salen de la rutina habitual, lo que no resulta fácil...
27. Si la televisión privilegia a cierto número de fast thinkers que proponen fast food cultural, alimento cultural predigerido, prepensado, no es sólo porque (y eso también forma parte de la sumisión a la urgencia) cada cadena tiene un panel de expertos, siempre los mismos, evidentemente (sobre Rusia, Fulano o Mengana, sobre Alemania, Zutano): hay también serviciales bustos parlantes que eximen de la necesidad de buscar a alguien que tenga verdaderamente algo que decir.
28. Suele olvidarse que los fundadores de la República, en el siglo XIX , decían que el objetivo de la instrucción no consiste únicamente en saber leer, escribir y contar para poder ser un buen trabajador, sino en disponer de los medios imprescindibles para ser un buen ciudadano, para estar en disposición de comprender las leyes, de comprender y de defender los propios derechos, de crear asociaciones sindicales...Hay que trabajar para la universalización de las condiciones de acceso a lo universal.
29. Para ser el primero en ver algo, y en mostrarlo, se está dispuesto a lo que sea, por así decirlo, y como todo el mundo se copia mutuamente para adelantarse a los demás, para mostrar algo antes que los demás, o para mostrarlo de un modo distinto que los demás, todo el mundo acaba haciendo lo mismo, y la búsqueda de la exclusividad, que, en otros campos, produce originalidad y singularidad, desemboca en este en la uniformización y la banalización.
30. En la vida cotidiana, se habla mucho del sol y de la lluvia porque se trata de un problema respecto al cual se tiene la seguridad de que no va a provocar roces; salvo si uno está de vacaciones y elogia el tiempo seco y soleado ante un campesino que necesita urgentemente que llueva, el tiempo es el tema intrascendente por antonomasia. Cuanto más extiende su difusión un periódico, más se orienta hacia los temas para todos los gustos que no plantean problemas.
31. Hace tan sólo unos treinta años, y como consecuencia del ambiente imperante desde mediados del siglo XIX , desde Baudelaire, Flaubert, etcétera, entre los escritores de vanguardia, los escritores para escritores, tomados como modelo por los escritores, así como entre los artistas tomados como modelo por los artistas, el éxito comercial inmediato resultaba sospechoso: se lo consideraba una señal de compromiso con el siglo, con el dinero...En cambio, ahora, y cada vez más, el mercado es reconocido como instancia legítima de legitimación.
32. Los periódicos también intervienen planteando problemas que inmediatamente hacen suyos los intelectuales periodistas. El antiintelectualismo, que es una constante estructural (muy fácil de comprender) del mundo periodístico, lleva, por ejemplo, a los periodistas a plantear periódicamente la cuestión de los errores de los intelectuales o a introducir unos debates que sólo pueden movilizar a los intelectuales periodistas y que a menudo no tienen más razón de ser que permitir a esos intelectuales de televisión existir mediáticamente creándose un "espacio de antena".