[El conventillo] Fue la raíz de mi pintura, me acerqué a el a través de una comparsa que salía en navidad, me fui integrando a la negritud de tal manera que el medio mundo pasó a ser mi mundo entero... compuse música para sus comparsas... salí a la calle.
Me conmovió profundamente el sonido de esos tambores, el movimiento y el ritmo de los negros. Y me dije: "Ahí está la cosa". Seguí la comparsa como un chico que se cuelga del tranvía y llegué a un conventillo, el conventillo Mediomundo, y me dejé tragar por aquella puerta abierta, inmensa. Subí una escalera, llegué a una pieza que se llamaba Yacumenza, y ahí fui habilitado por los negros para quedarme a pintar.