37. Nada es natural, y, sin embargo, puede decirse que las cosas son como son según su naturaleza. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
38. Cada cual desea buscarse algo propio, una casa propia, un hijo propio, una pareja propia, para él solito. "Obsesión" (2000), Elfriede Jelinek
39. El valor femenino disminuye de forma irrevocable en la misma medida que aumentan los años y la inteligencia. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
40. (...) Todo propietario aprende ya desde un comienzo y con sufrimientos: la confianza es buena, pero ha de haber control. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
41. Cuando a uno le privan de la esperanza de algo mejor, es cuando se adueña definitivamente del presente. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
42. La profesión de Erika es al mismo tiempo su pasión: el poder celestial de la música. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
43. El poeta es un rey en su reino. Su imperio es la imaginación, en la que hay mansiones ilimitadas. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
44. Uno de los innumerables defectos de la clase media consiste en dejarse desmoralizar inmediatamente por el fracaso de las tentativas. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
45. (...) Desprecia a las personas que tienen casa propia, coche y familia y, en segundo lugar, a todos los demás. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
46. No siente nada y jamás ha sentido algo. Es tan insensible como un trozo de pizarra bajo la lluvia. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
47. Robar no es tan fácil, a menudo es un duro trabajo, de lo contrario lo haríamos todos, ¿No? "Obsesión" (2000), Elfriede Jelinek
48. Si alguien tiene un destino, entonces es un hombre. Si a alguien se le impone un destino, entonces es una mujer. "Las amantes" (1975), Elfriede Jelinek
49. Incluso en la cólera se nos olvida, sólo crece la úlcera en nosotros, y crecemos como la mala hierba. "Deseo" (1989), Elfriede Jelinek
50. Gratis es solo la muerte y esta cuesta la vida; y todo tiene un final y sólo las salchichas tienen dos. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
51. El mundo de los libros era la única salida y en una familia de obreros, interesados por la educación, éstos abundan. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
52. Los aplausos son más fuertes que antes de la pausa porque todos se sienten aliviados de que esto ya se acaba. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
53. ¡Ah, el placer, se querría poder construir de verdad con él! Pero, si yo fuera usted, no construiría sobre él. "Deseo" (1989), Elfriede Jelinek
54. Cuando una ya no parece más joven, el mundo entero sentencia despiadadamente: ¡En la juventud no tomó las precauciones cosméticas necesarias! "Las amantes" (1975), Elfriede Jelinek
55. En su interior luchan dos extremos totalmente contrapuestos: el deporte (con espíritu competitivo) y el arte (a modo de un quehacer regular). "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
56. La mujer espera y espera, todo en vano. Y no pregunta por qué espera, ya que teme más la respuesta que la espera. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
57. (...) Nadie se da cuenta de ello porque aquel hecho absurdo y terrible también careció de razón, y asimismo absurdas fueron sus repercusiones. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
58. Pero al menos se tiene algo seguro en la mano: el cargo de profesora de piano en el conservatorio de la ciudad de Viena. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
59. Va a costar mucho trabajo motivar a Sophie para cometer uno o varios crímenes, ya que su naturaleza la inclina a no esforzarse demasiado. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
60. En la interpretación de una pieza musical existe un determinado momento donde acaba la exactitud y donde comienza la verdadera inexactitud de la creatividad. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
61. Por nuestros trabajos siempre esperamos una gratificación. Creemos que los trabajos de otros no necesitan ser remunerados, siempre esperamos poder conseguirlos a mejor precio. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
62. La mujer se contorsiona como un pez, porque tiene las manos atadas, mientras el hombre le hace cosquillas y le pincha un poco con agujas. "Deseo" (1989), Elfriede Jelinek
63. Sus sentimientos la llenan por completo, y tiene que sacarlos, como a los instintos cuando no se les mantiene encerrados en el catalejo del cuerpo. "Deseo" (1989), Elfriede Jelinek
64. Hay en él un heroísmo solitario. Solitario porque nadie lo advierte y hasta el heroísmo más evidente pierde su valor si pasa inadvertido. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
65. Todo hombre desea poseer a todas las mujeres del mundo, pero la mujer sólo quiere al hombre que ama y al que le es fiel. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
66. Hasta ahora la vida te ha castigado ignorándote, ahora también tu madre te castiga ignorándote, aunque te acicalas y pintarrajeas como un payaso. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
67. La escala del placer está abierta por arriba, para eso no necesitamos árbitros. El hombre utiliza y ensucia a la mujer como al papel que fabrica. "Deseo" (1989), Elfriede Jelinek
68. Este vestido estará pasado de moda no solo el próximo año, sino ya el próximo mes. El dinero, en cambio, nunca pasa de moda. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
69. (...) Desprecia a dos clases de personas: en primer lugar aquel que tiene su casa, su coche y su familia, y en segundo lugar, a todas los demás. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
70. Con espíritu calculador, la madre le llama la atención a la niña, que permanece en silencio: siempre conmigo, una mujer vieja, tú, una joven temeraria. "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek
71. Lo mejor que puedes hacer es pensar que no existe otra persona excepto tú. De esta manera te ahorras las comparaciones con otros y sólo te comparas contigo mismo. "Los excluidos" (1980), Elfriede Jelinek
72. ¿Eso también lo ha tomado de la televisión, que nunca se muestre todo, sino únicamente detalles, cada uno de los cuales es en sí mismo un mundo entero? "La pianista" (1983), Elfriede Jelinek