
33 frases de Sed de amor (Ai no Kawaki) de Yukio Mishima... Novela que narra la historia de Etsuko, quien, viuda, ha de trasladarse a la finca de su suegro Yakichi, con quién acabará manteniendo una relación sexual dominada por la sumisión, aunque es del joven Saburo, de quien se enamora.
- 01. Frases de Sed de amor
- 02. Obras similares
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Yukio Mishima son: sumisión, relaciones sexuales prohibidas, diferencia de edad en el amor, celos, amor no correspondido, obsesión, realidad y fantasía.
Frases de Yukio Mishima Libros de Yukio Mishima
Frases de Sed de amor Yukio Mishima
01. Amar... no amar. ¡No! ¡Otra vez lo mismo! ¡No, no!
02. (...) Es inteligente y creo que tarde o temprano pondrá sus sentimientos bajo control.
03. Para unas personas, vivir es la cosa más sencilla; para otras, resulta extremadamente difícil.
04. Sin embargo, soy feliz. ¡Nadie tiene el derecho de afirmar que en este momento no siento sino felicidad!
05. (...) Todo ello sirvió para que aprendiera una lección: "Si puedes evitar los celos, puedes, igualmente, dejar de amar".
06. ¡Con qué velocidad nos olvidamos de nuestros actos! Mientras subsisten las emociones en nuestra memoria, nuestras acciones pasan sin dejar rastro.
07. Nadie sabe que es un diario falso. Nadie se imagina lo bien que uno puede mentir sobre el estado de su corazón.
08. No era religiosa, pero, igual que las mujeres devotas, hallaba en la vacuidad de sus esperanzas el más puro de los significados.
09. ¿No era, acaso, que buscaba en las profundidades de sus celos algo que le permitiese no tener que temer este sentimiento nunca más?
10. Su corazón albergaba, junto a los celos, una pizca de gratitud por el estímulo que los mismos celos daban a su capacidad amorosa.
11. Me gusta tener un alma sencilla. Incluso llego a pensar que no hay nada tan hermoso como un espíritu sencillo en un cuerpo sencillo.
12. Vestía un kimono de seda estampado con dibujos de crisantemos, de una calidad rara fuera de la ciudad, bajo un haori de color negro brillante, deliberadamente corto.
13. Etsuko había contemplado la marcha de Saburo con el corazón suave y reflexivamente turbulento. Tenía la conciencia agitada por un reproche agudo mezclado con sentimientos de culpabilidad.
14. Las esperanzas por cuya fruición no se teme no son realmente esperanzas, sino, y en último análisis, una de las formas en que se manifiesta la desesperación.
15. (...) Esta pareja de eruditos estaba convencida de que con sólo un gesto de su mano, la humanidad se transformaría. Semejante convicción subsistía porque nunca la habían puesto en práctica.
16. ¿Sentía, tal vez, envidia de que aquella abundante luz solar perteneciera a este mundo? ¿Se debía esto a que los celos eran ya la única emoción que podía mantener por tiempo indefinido?
17. No debería beber demasiado -pensó Etsuko. Si bebe demasiado, lo echará todo a perder. Se emborrachará, se irá a dormir y ahí acabará todo. Sólo me queda esta noche, mañana ya estaré lejos.
18. Se sentía aprisionada por el ruido monótono, opresivo, de una música que sonaba sin compasión... El ruido de la lluvia se parece al sonido de las voces de miles de monjes recitando sutras.
19. En los días de ocio, cuando le faltaba una razón para vivir, era otro tipo de cazador muy diferente, que pasaba los días y las noches, indolente, sin desear más que dormir junto al fuego.
20. El cuerpo de Etsuko estaba todavía aprisionado por las manos secas y nudosas de Yakichi. Tras una o dos horas de sueño aún no lo habían soltado. La mujer que ha sido acariciada por un esqueleto nunca podrá olvidar esta caricia.
21. Igual que el escritor que se considera un genio porque sus obras no se venden, Kensuke valoraba el hecho de que aún no le hubiesen reclamado desde alguna universidad como una prueba de que el mundo no estaba todavía preparado para su mensaje.
22. La gente que sólo usa prendas confeccionadas en serie puede llegar a dudar de la existencia de los sastres, y esta pareja, obsesionada como estaba por las tragedias de este tipo, no alcanzaba a ver que había personas con tragedias hechas a medida.
23. En su romántica manera de ver las cosas, los maridos siempre parecían infieles y las esposas siempre sufrían. Las parejas de mediana edad siempre terminaban por no hablarse por una de estas dos razones: porque estaban hartos el uno del otro o porque se odiaban mutuamente.
24. ¿Y el amor? Pues no es más que un símbolo rindiéndose ante otro símbolo. Y si nos fijamos en el sexo, pues un anonimato rindiéndose ante otro anonimato. Caos y caos, el apareamiento hermafrodita de la despersonalización con la despersonalización. ¿Masculinidad? ¿Femenidad? Imposible diferenciarlo.
25. "Por las mañanas, bebe el rocío de las magnolias; por las tardes, come los pétalos caídos de los crisantemos". Ésta era la cita preferida de Yakichi, sacada del clásico chino Li Sao y que, escrita de su puño y letra, podía leerse enmarcada en la pared del recibidor.
26. Ninguna palabra puede competir con esta lluvia sin compasión. Lo único que puede enfrentarse al sonido de esta lluvia, que puede hacer añicos este muro de sonido, es el grito de un hombre que se niegue a humillarse en esta charlatanería, el grito de un espíritu sencillo que no conozca palabras.
27. El poder que tenemos para hallar todas las dificultades posibles en la vida ayuda a hacer la vida más fácil para la mayoría de los hombres. Si careciéramos de este poder, la vida sería algo sin dificultad ni facilidad: una mera esfera vacía, resbaladiza, sin ningún punto de apoyo.
28. Esta contrapalabra, "amor", tan conveniente a primera vista, había introducido excesivos significados en la vida que con tan poca reflexión había llevado Saburo. Además, amenazaba con imponer una estructuración innecesaria en la vida que pudiera llevar en el futuro. Por mucho que pensase, no podía dejar de creer que esta palabra representaba un concepto completamente innecesario, y nada más que eso.
29. Las nubes se acumularían en el cielo sobre sus cabezas; la superficie de los campos se oscurecería; el paisaje cobraría un aspecto completamente diferente. También, y por un momento, este cambio debía cernirse sobre la vida humana. Era una ligera alteración en el modo de ver las cosas, un cambio que, a su vez, debía dar un aspecto completamente diferente a la vida.
30. Los dieciséis días que siguieron fueron los más felices en la vida de Etsuko. Su luna de miel y la muerte de su esposo, ¡qué gran parecido guardaban estos dos breves períodos de alegría! Ahora viajaba con él, al encuentro de la muerte. Había en este viaje, como lo hubo en el de bodas, el mismo abuso de cuerpo y alma, el mismo dolor incansable, el mismo deseo insaciable.
31. Juzgada únicamente por su resultado final, su pasión era una prueba, sorprendente por su autenticidad, de la ilimitada pasión de los hombres por torturarse a sí mismos. Era, como tal, una pasión consumida generosamente en la destrucción de sus propias esperanzas, un modelo a escala de la existencia humana, quizá demasiado rectilíneo, quizá demasiado arqueado. Las pasiones tienen forma, y, a través de sus formas, se convierten en culturas biológicas en cuyo seno las vidas humanas pueden desarrollarse en plenitud.
32. ¿Ordinario? ¡Fantástico! El punto más alto en que se encuentran la vida humana y el arte es en la ordinariez. Bajar la vista a lo ordinario es despreciar lo que no puedes tener. Muéstrame un hombre que tema ser ordinario y yo te mostraré un hombre que todavía no es un hombre. Los primeros días del haiku, antes de Basho, antes de Shiki, estaban llenos del vigor de una edad en la que el espíritu de lo ordinario no había muerto.
33. En el momento en que un león cautivo se escapa de la jaula, posee un mundo más amplio que el león que sólo ha conocido la selva. Mientras estaba en cautividad, sólo había dos mundos para él: el mundo de la jaula y el de fuera de la jaula. Ahora es libre. Ruge. Ataca a la gente. Se la come. Sin embargo, no está satisfecho, porque no hay un tercer mundo además del de la jaula y del de fuera de la jaula.