12 frases de Oriente empieza en El Cairo de Héctor Abad Faciolince... Crónica de viaje, donde el narrador viaja con sus dos esposas, A y C y se aventura en la ciudad de El Cairo, la capital de Egipto. Esta es una crónica novelada de su experiencia allí.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Héctor Abad Faciolince son: libro de viaje, viaje, poligamia, crónicas, egipto, río nilo, pirámides de egipto, desierto del sahara.
Frases de Héctor Abad Faciolince Libros de Héctor Abad Faciolince
Frases de Oriente empieza en El Cairo Héctor Abad Faciolince
01. Los dioses, las religiones, nacen en Oriente, y en Occidente se mueren.
02. Sentimos una extraña nostalgia por lo nunca visto; nostalgia de todos los lugares menos el propio.
03. El viaje empieza mucho antes de partir, en el ensueño del viaje; lo que leemos y lo que imaginamos.
04. Me da igual. Todas las religiones son absurdas, y todos los dioses están tan muertos como los dioses del Egipto antiguo.
05. Los seres humanos no somos otra cosa que mamíferos con un cerebro más complejo. Esta complejidad nos da una ventaja de astucia contra los animales, que nos ha permitido esclavizarlos. Pero debería darnos también una ventaja moral: la compasión.
06. Todo lo que los puritanos critican de Occidente, la altanería de sus mujeres en minifalda, la arrogancia de sus pechos forrados y su pelo suelto, el desafío de su maquillaje, la coquetería de su moda traslúcida, todo eso que está quizá en la frontera de la vulgaridad, es también, a ratos, la felicidad.
07. Hay una sabiduría del ayuno que los occidentales no conocemos; no es el martirio lento de la dieta; es una abstinencia que resalta uno de los placeres más grandes de la existencia: la de suprimir una molestia, saciar un deseo, calmar un apetito. En Occidente, cada vez más, los deseos se cumplen demasiado pronto; somos una cultura sometida a una especie de ejaculatio praecox
08. La caridad cristiana ha tumbado más templos y borrado más mitos y ritos que todas las demás religiones juntas (supuestamente más bárbaras). Escombros en México, escombros en Guatemala, escombros en Colombia y Perú, escombros en Norteamérica, escombros en Egipto, eso han dejando las hordas cristianas (asesinas de dioses a nombre de otro Dios supuestamente menos furibundo) al entrar en contacto con otras religiones.
09. Nuestro supuesto temor reverencial por los muertos, nuestro respeto a los antepasados, es una pía idea humana que casi nadie cumple. La regla es el saqueo, la destrucción, el robo, la apropiación de lo ajeno, la desacralización de lo que era para otros sagrado. Las nuevas religiones, fingiéndose más sabias, más sensatas y más santas, desalojan a las viejas a fuerza de codazos, de espaldas o de alfanjes.
10. Si hubiera dioses que miraran a los hombres, ellos nos adorarían, por este pertinaz e inútil esfuerzo nuestro por oponernos a la muerte, y por robarnos o ganarnos cualquier trozo de vida. Aunque a veces agobie su indiferente transparencia, el cielo es maravilloso, cuando miramos hacia arriba; pero mucho más variada e interesante es la tierra cuando la observamos desde el cielo, y cuando vemos abajo reflejado el paciente trabajo de los seres humanos.
11. Agradezco que el baile ya no sea tan serio y tan sangriento, como agradecería que a los toros de las corridas ya no los torturaran ni mataran. Lo agradezco, pero entiendo que lo que queda de las danzas antiguas es una mera pantomima, y que el toreo sin sangre sería, sí, más civilizado, pero perdería la mitad de su bárbaro encanto. Ya los bailes rituales no son más que remedos edulcorados de lo que fueron.
12. Para ellos sigue siendo válido el retorcido silogismo del cabecilla musulmán que hizo incendiar la Biblioteca de Alejandría: Toda la sabiduría, toda la belleza y toda la bondad están contenidas en el Libro. Si otro libro es bello o sabio, su belleza y su sabiduría también están en el Corán. Si ya están en el Corán, no es necesario conservar esos libros. Si no están en el Corán, quiere decir que son malos y dañinos; en vez de leerlos, hay que destruirlos.