
27 frases de Noches blancas (Biélye nochi) de Fiódor Mijáilovich Dostoyevski... Obra narrada en primera persona por un narrador sin nombre, un arquetipo del joven soñador y solitario que conoce a una joven y se enamora perdidamente, habiendo algo en ella que le hechiza.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Fiódor Mijáilovich Dostoyevski son: paso del tiempo, vidas solitarias, enamorarse, amor no correspondido, tener grandes sueños, soledad, valor de la amistad, ambientada en san petersburgo (rusia).
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Frases de Noches blancas Fiódor Mijáilovich Dostoyevski
01. Inopinadamente la casualidad vino en mi ayuda.
02. Cuando digo que mira, miento. No mira, sino que contempla distraídamente. De modo que quizá sólo fugazmente, casi sin querer, puede ocuparse de lo que le rodea.
03. A quien al cabo le resultó imposible vivir en este mundo...
04. En esa otra vida hay una mezcla de algo puramente fantástico, ardientemente ideal, y de algo terriblemente ordinario.
05. ¿Y ya con que voy a soñar, cuando he sido tan feliz despierto?
06. Pero hasta tanto que llegue ese momento amenazador nuestro héroe no desea nada, porque está por encima del deseo, porque está saciado, porque es artista de su propia vida y se forja cada hora según su propia voluntad.
07. ¿Tengo yo la culpa de no poder soportar ahora un día de duda?
08. No, soy yo, el que le da las gracias a usted... Por haberla encontrado...
09. Y le apena a uno que esa instantánea belleza se haya marchitado de manera tan rápida e irrevocable, que haya brillado tan engañosa e ineficazmente ante uno; le apena el que ni siquiera hubiese tiempo bastante para enamorarse de ella...
10. ¿O fue creado para estar siquiera un momento en las cercanías de tu corazón?
11. Pero ya sabe usted que quien ama no recuerda largo tiempo el agravio.
12. Acaba uno por agotarse y siente que esa inagotable fantasía se agota con el esfuerzo constante por avivarla.
13. Bajó los ojos y luego quiso mirarme pero no pudo. Durante algunos minutos probó a dominar su emoción, pero de pronto me volvió la espalda, puso los codos en la barandilla del muelle y se deshizo en lágrimas.
14. Decirle que me muero solo, que no me rechace, pero usted se ríe...Por lo demás, hablo sólo para hacerla reír...
15. ¿Quién sabe si quizá todo el amor mío no fue más que un engaño de los sentidos, de la fantasía?
16. Dígame... ¿Por qué en tales momentos se corta el aliento?
17. Por lo visto no había oído mis pasos y ni siquiera se movió cuando, conteniendo el aliento y con el corazón a galope, pase junto a ella...
18. En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes había amado tanto, lo que conmovía el alma, lo que enardecía la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.
19. Con su propio rincón, junto a un ser querido que le escucha como usted me escucha ahora, ángel mío, con la boca y los ojos abiertos en una noche de invierno.
20. La vergüenza, el amor, el orgullo, todo hablaba en mí al mismo tiempo.
21. En ese instante sentí una horrible tristeza y, sin embargo, algo así como un brote de risa empezó a cosquillearme el alma.
22. Con un dolor de corazón en que se mezclan la angustia y la dulzura.
23. Me acosan unos pensamientos tan extraños y unas sensaciones tan lúgubres , se agolpan en mi cabeza unas preguntas tan confusas, que no me siento ni con fuerzas ni con deseos de contestarlas. No seré yo quien ha de resolver todo esto.
24. Yo le quiero a él, pero esto pasará, esto tiene que pasar. Es imposible que no pase, está pasando ya, lo siento...¿ Quién sabe? Quizá termine hoy mismo, porque le odio, porque se ha reído de mi, mientras que usted ha llorado aquí conmigo.
25. Me puse a consolarla, a buscar razones que explicaran la ausencia de él, a ofrecer argumentos y pruebas. Nadie era tan fácil de engañar como ella entonces, porque en momentos así todos escuchamos con alegría cualquier palabra de consuelo y nos contentamos con una sombra de justificación.
26. El castillo de sus ilusiones se ha venido sin estrépito, sin dejar rastro, se ha esfumado como un sueño; y él ni siquiera se percata de que ha estado soñando.
27. Perdone que se lo diga otra vez, pero no puedo dejar de venir aquí mañana. Soy un soñador. Hay en mí tan poca vida real, los momentos como éste, como el de ahora, son para mí tan raros que me es imposible no repetirlo en mis sueños. Voy a soñar con usted toda la noche, toda la semana, todo el año. Mañana vendré aquí sin falta, aquí mismo, a este mismo sitio, a esta misma hora, y seré feliz, solamente, recordando el día de hoy.