9 frases de Memorias de un sinvergüenza de siete suelas de Ángela Becerra... Sevilla se paraliza cuando Francisco Valiente muere de forma repentina. Su mujer y su amante van desgranando la vida del difunto, lo que no imaginan es que él también los está viendo.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Ángela Becerra son: autoestima, frustración, venganza, muerte repentina, amante, desengaño, traición, ambientada en sevilla (españa), sinvergüenza, sexo, matrimonio sin amor.
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Frases de Memorias de un sinvergüenza de siete suelas Ángela Becerra
01. Sinvergüenza es no tener vergüenza; para vivir sirve.
02. No sé si haya valido la pena, pero desde luego Francisco y yo estuvimos enfermos de amor toda la vida.
03. Decidí volverme malo con alevosía. Yo, el don Nadie, el que escuchaba sin pestañear, iba a ser el don Todo.
04. Y es que al final lo que queda dentro de ti es tu propia paz, la que has fabricado con lo que tienes.
05. Estoy convencido de que nadie, absolutamente nadie, ni siquiera el más listo había imaginado que dentro de mi existía un corazón limpio capaz de sentir amor por ninguna mujer. Que yo era el desperdicio de un amor triste y frustrado.
06. Hice el amor -vaya expresión tan mal utilizada-, perdón, corrijo: hice el sexo con tantas mujeres en mi vida que, aunque alguna vez traté de llevar la cuenta, me perdí ¿Para qué contar lo que una vez hecho, borré de mi memoria? Cuerpos que utilizaba y de los que no quedó absolutamente nada.
07. Mi existencia hubiera podido ser absolutamente diferente si desde el comienzo hubiera podido coger las riendas de mi vida y no se las hubiera dejado a nadie. Eso tan cotizado para algunos, llamado autoestima o seguridad en uno mismo, eso que te van robando... solo logras recuperarla el día menos pensado algo muy fuerte te sacude las entrañas.
08. Lo primero que sentí fue su lengua violando mi boca. Una espada rajando en dos mis labios. Esa voracidad líquida desconocida me sabía a miel de azahar. Esta atemorizada pero también envalentonada. Quería meterme entre sus labios; tocar con la punta de mi lengua ese fondo oscuro y acuoso lleno de palabras que no pronunciaba; beberme sus entrañas y que me bebiera hasta la última gota.
09. Empecé a urdir mi venganza en el momento justo en que me enteré de que te ibas con él. En realidad, el motor de mi vida fue la revancha. Descubrí, amor mío, que se podía vivir haciendo daño y que, además, haciéndolo me hacía fuerte. De no tener absolutamente nada, de ser un pobre diablo, podía pasar a ser un diablo venerado, deseado, ensalzado, imitado, adorado...