31 frases de Los detectives salvajes de Roberto Bolaño... Arturo Belano y Ulises Lima salen a buscar las huellas de Cesárea Tinajero, una escritora desaparecida en México en los años inmediatamente posteriores a la Revolución, una búsqueda con hallazgos y consecuencias fantásticas.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Roberto Bolaño son: personas desaparecidas, drogas, adolescencia, asesinato, corrupción política, mafia, realidad y fantasía, revolución mexicana.
Frases de Roberto Bolaño Libros de Roberto Bolaño
Frases de Los detectives salvajes Roberto Bolaño
01. La libertad es como un número primo.
02. Hay momentos para recitar poesías y hay momentos para boxear.
03. Interpretamos la vida en los momentos de máxima desesperación.
04. Soy un hombre educado: sólo conozco las cárceles sutiles.
05. Poesía y cárcel, por otra parte, siempre han estado cerca.
06. Todos los libros del mundo están esperando a que los lea.
07. La literatura no es inocente, eso lo sé yo desde que tenía quince años.
08. Fantasías. Fantasías. Quisimos, en algún pliegue perdido del pasado, ser leones y sólo somos gatos capados.
09. Uno de los inconvenientes de robar libros -sobre todo para un aprendiz como yo- es que la elección está supeditada a la oportunidad.
10. (...) Leyéndolo sólo a él o a quienes él quería uno podría ser inmensamente feliz. Pero eso es demasiado fácil.
11. (...) Solo intento contar una historia y tal vez comprender los resortes ocultos de esta, aquellos que en su momento no vi y que ahora me pesan.
12. La miré sin comprender, aunque como un nadador solitario y exhausto la verdad poco a poco se fue abriendo paso en el mar negro de mi ignorancia.
13. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil.
14. Estar solo fortalece. Santa verdad. Y consuelo de necios, pues aunque quisiera estar acompañado ésta es la hora en que nadie se acerca a mi sombra.
15. Todo el Realismo Visceral era una carta de amor, el pavoneo demencial de un pájaro idiota a la luz de la luna, algo bastante vulgar y sin importancia.
16. No hay nada como viajar para ensanchar la cultura. Pero también para afinar la sensibilidad. Conocí Israel, Egipto, Túnez, Marruecos. Al final de mis viajes volví con un solo convencimiento: no somos nada.
17. Los sueños no me dejaron en toda la noche. Yo creía que me tocaban con sus dedos. Pero los sueños no tienen dedos, tienen puños, así que debían de ser alacranes.
18. Luego todo se convirtió en una sucesión de hechos concretos o de nombres propios o de verbos o de capítulos de un manual de anatomía deshojado como una flor, interrelacionados caóticamente entre sí.
19. Ay, las casualidades -dijo Quim respirando a pleno pulmón, como el titán de la calle Revillagigedo-, valen verga las casualidades. A la hora de la verdad todo está escrito. A eso los pinches griegos lo llamaban destino.
20. Me lo paso por los huevos el tabaco cubano, dijo Labarca, casi sin inmutarse. ¿Cómo dice, compañero? , dijo el inspector. Que me vale madres el tabaco cubano, donde arda un Delicados que se apaguen los demás.
21. La situación era incómoda y sin embargo a los pocos segundos noté con espanto que mi naturaleza, divorciada de mi intelecto, de mi alma, incluso de mis peores deseos, endurecía mi verga hasta un límite imposible de disimular.
22. Pero yo no le vi la cara, sólo su sombra que atravesaba el local. Una sombra sin metáforas, vacía de imágenes, una sombra que solo era una sombra y que con eso tenía más que suficiente.