
53 frases de El mago (The magus) de John Fowles... Historia del joven Nicholas, que abandona Inglaterra para establecerse en una remota isla griega. Allí conoce a un excéntrico millonario que lo introduce en las fronteras movedizas de la realidad y el sueño.
- 01. Frases de El mago
- 02. Obras similares
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de John Fowles son: grecia, intrigas, sentimientos, isla, realidad y fantasía, exilio, aventuras amorosas, primer amor, ficción filosófica.
Frases de El mago John Fowles
01. Los muertos viven... ¿Cómo viven? Gracias al amor.
02. Grecia es como un espejo. Te hace sufrir. Pero luego aprendes. - ¿A vivir solo? -A vivir. A vivir con tu forma de ser.
03. Esta es una de los grandes reliquias europeas. Y se nos dice que deberíamos conseguir que nuestros visitantes -sean cuales sean sus creencias- se fueran de aquí..., creo que las palabras exactas son "refrescados y consolados". -Hizo una pausa, como si esperase una objeción por mi parte, una burla, pero no dije nada-. Debo pedirle otra vez que crea que si permanezco en silencio lo hago tanto por mí como por usted. -Trataré de creerlo.
04. Soy feliz cuando me olvido de existir. Cuando sólo existen mis ojos o mis oídos o mi piel.
05. El deber consiste sobre todo en fingir que lo trivial es importante.
06. - ¿Crees que no es posible comprar la inteligencia y el buen gusto, de la misma manera que se compra la buena apariencia? Estas completamente equivocado. - Entonces, tiene usted un par de amantes muy infieles. -Cuando seas mayor comprenderás que esa clase de infidelidad carece de importancia. Yo pago para que tengan ese aspecto, esa presencia, esos modales. Para que estén conmigo. Pero no me importan sus cuerpos. A mi edad, esa clase de exigencias quedan pronto satisfechas.
07. La isla entera parecía notar este exilio de la realidad contemporánea. Los muelles del puerto estaban siempre atestados desde horas antes de que el vapor diario de Atenas asomara por el horizonte del nordeste; aunque la gente sabía que sólo estaría atracado allí unos cinco minutos, que probablemente bajarían sólo cinco pasajeros y subirían a bordo otros cinco, necesitaban ir a verlo. Era como si todos fuesen condenados que todavía conservaran una leve esperanza de indulto. Pero la isla era bellísima.
08. Era un mundo anterior a la máquina, casi anterior al hombre, y los pequeños acontecimientos que ocurrían -el vuelo de un alcaudón, el descubrimiento de un sendero, la fugaz visión de una caique a lo lejos- adquirían una inexplicable significación, como si estuvieran aislados, enmarcados y magnificados por la soledad. Era la soledad menos fantasmal y más anórdica del mundo. El miedo no había tocado nunca la isla. Si estaba poblada de espíritus, no eran monstruos, sino ninfas.
09. Ahora sé que la mentira consistía en que nosotros creíamos que estábamos allí a fin de garantizar la consecución de alguna finalidad, que estábamos llevando a cabo cierto plan, que al final todo acabaría bien porque había algún plan general que lo regía todo. Un plan que hacía las veces de realidad. Cuando lo que ocurre es que no hay ningún plan. Que todo es azar. Y que sólo nosotros podemos preservarnos a nosotros mismos.
10. La quincena de supuesto permiso llegó a su fin. No me había trazado ningún plan, o más bien había trazado cientos, que es peor que no tener ninguno. A veces se me ocurría regresar a Francia. Pero en seguida veía horribles figuras amarillas tambaleándose como borrachos y saliendo de un muro de humo. Vi la guerra y el mundo y supe por qué me encontraba en él. Traté de ser ciego, pero no pude.
11. Al cabo de cierto tiempo llegamos a un campo embarrado y nos hicieron marchar hacia los edificios de una granja. Descansamos dos horas antes de tomar posiciones para el ataque. Seguro que nadie pudo dormir. Hacía mucho frío y estaba prohibido encender fuego. Mi verdadero yo empezó a aparecer, empecé a sentir miedo. Pero me dije que ya era tarde para eso, y que si estaba allí era porque yo había querido. Así nos corrompe la guerra. Se aprovecha de nuestro orgullo con el consentimiento de nuestro libre albedrío.
12. La riqueza es un monstruo. Necesitas un mes para aprender a controlarla financieramente. Y muchos años para aprender a controlarla psicológicamente. Durante todos esos años mi vida fue muy egoísta. Me regalé con todos los placeres. Viajé mucho. Perdí algunas sumas en el teatro, pero gané infinitamente más en la bolsa. E hice muchos amigos, algunos de los cuales son ahora bastante famosos. Pero no fui nunca muy feliz. Sin embargo, al final descubrí lo que los ricos no descubren nunca: que todos tenemos cierta capacidad de felicidad e infelicidad. Y que los azares económicos de la vida no la afectan gravemente.
13. La clave radicaba quizás en el hecho de que yo no era imprescindible. Me estaban dando una oscura lección metafísica acerca de cuál es el lugar que ocupa el ser humano en la existencia, acerca de las limitaciones de todo egocentrismo.
14. Para venderse uno mismo a otra persona, (...), era necesario tener cierta carencia de sentido del humor, cierta falta de objetividad, cierta superficialidad para la que no había pérdida ni siquiera vendiendo la decencia a cambio del lujo, el espíritu a cambio del cuerpo...
15. También busco, claro está, el progreso científico. Pero la solución de los problemas físicos que aquejan al hombre es cuestión de mera tecnología. Yo en cambio me refiero a la salud global de la especie, a su salud psicológica. El ser humano necesita que haya misterios. Lo que no necesita precisamente es que se resuelvan.
16. La batalla había terminado. Hubo unos trece mil muertos de nuestro lado. Trece mil cerebros, memorias, amores, sensaciones, mundos, universos -porque la mente humana es un universo con mayor derecho a este título que el propio universo-, y todo ello por unos locos e inútiles metros de barro.
17. ¿Sabes qué es la guerra? La guerra es una psicosis provocada por la incapacidad de captar relaciones. Nuestras relaciones con los demás seres humanos. Nuestras relaciones con la situación económica e histórica en que vivimos. Y sobre todo nuestras relaciones con la nada. Con la muerte.
18. (...) Recuerda que hice todo eso y que te amaba. Aunque olvides de mí todo lo demás, recuerda esto. Que bajé por esa calle y no volví la cabeza para mirarte y que te quiero. Te quiero. Te quiero tanto que te odiaré toda la vida por lo de hoy.
19. (...) Creo que la historia de anoche, esa sobre Seidevarre, encierra alguna clave. La importancia de lo misterioso en la vida. La necesidad de no dar nada por supuesto. Un mundo en el que no hay nada seguro. Creo que eso es lo que ha estado tratando de crear aquí.
20. No cabía la menor duda de que nos habíamos merecido aquel fracaso. Cualquier necio puede inventar un plan para hacer un mundo más razonable. En diez minutos. En cinco. Pero esperar que la gente viva razonablemente es como pedirles que se alimenten sólo de calmantes.
21. No solamente mueren algunas especies de animales, también mueren especies enteras de sentimientos. Y si eres listo, jamás comprenderás al pasado por haberse perdido lo que no llegó a conocer, sino que te compadecerás a ti mismo por no haber vivido aquel mundo.
22. (...) Siempre anda en pos de la poesía, la pasión y la sensibilidad, el menú del romanticismo al completo. A mí me basta con cosas mucho más sencillas. - ¿Prosa y budín? -No espero que las almas de los hombres atractivos sean también atractivas.
23. La verdad se precipitó sobre mí como una aplastante avalancha. Yo no era un poeta. Saberlo no me produjo ningún consuelo, sino solamente una feroz cólera contra la evolución, que permitía que coexistieran tanta sensibilidad y tanta impotencia en una misma mente. En un mismo yo, el mío, que chillaba como una liebre cogida en una trampa.
24. La raza humana no importa. Lo que no hay que traicionar es el propio yo. -Supongo que podría afirmarse que Hitler no traicionó su propio yo. -Tienes razón. No lo hizo. Pero sí hubo millones de alemanes que lo hicieron. Esa fue la tragedia. Lo grave no fue que hubiera un hombre con el valor suficiente para ser malvado, sino que hubiera millones de personas sin el valor suficiente para ser buenos.
25. Eso de que la gente te guste no es más que una ilusión que tenemos que cultivar en nosotros mismos para poder vivir en sociedad.
26. Cualquier persona inteligente tiene que ser por fuerza agnóstica o atea. Del mismo modo que es cobarde físicamente. Esas son características que definen automáticamente la inteligencia.
27. Esta es la verdad. Esta, no la hoz y el martillo. Y no la bandera de barras y estrellas. Y no la cruz, el sol, el oro, el yin y el yang. La verdad es la sonrisa.
28. (...) Siempre tuvo una cuenta ridículamente amplia en ladbroke y sus facturas del bar de oficiales solían alcanzar proporciones asombrosas, porque le gustaba la popularidad y a falta de encanto tenía que regalar alcohol.
29. Y que la realidad, ese gran monstruo pasivo, ya no estaba muerta y había dejado de ser fácilmente manejable; sino que, por el contrario poseía un misterioso vigor, y nuevas formas y posibilidades.
30. Era demasiado parecido a como me lo había imaginado para ser cierto. Pero me sentí tan alegre y expectantemente desorientado, tan feliz y despejadamente solo, como Alicia en el País de las Maravillas.
31. Habla usted como ciertos cirujanos. Esos a los que no parece interesarles tanto el paciente como la operación. No me gustaría estar en manos de un cirujano que no pensase así.
32. Nuestra más grave y definitiva perversión es esa ansia de arriesgar nuestras vidas. Venimos de la noche y vamos hacia la noche. ¿Qué necesidad hay de vivir en la noche?