Frases del libro "La situación y la historia" de Vivian Gornick

La situación y la historia

Disfruta de estas 34 frases de "La situación y la historia"... Libro cuyas frases ofrecen una perspectiva reflexiva sobre la escritura de narrativa personal, explorando cómo los escritores pueden dar forma a sus propias experiencias en historias significativas y conmovedoras.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "La situación y la historia", de Vivian Gornick son: reflexiones personales, autenticidad, emociones auténticas, el poder de la escritura y la literatura para enfrentar el pasado, ser escritor, voz del escritor, lectores, sabiduría, importancia de la experiencia personal.

Frases de "La situación y la historia"

01. Todos sentimos que la experiencia inmediata importaba.


02. Es ante todo el narrador quien debe adquirir complejidad para que el tema cobre vida.


03. El acto de clarificarse sobre la página es una parte íntima de la metáfora.


04. Me intereso entonces por mi propia existencia como medio de penetrar la situación que me ocupa.


05. Y ella estaba al mando. Me di cuenta de lo que había hecho: había creado un personaje.


06. Cada día deseaba volver a encontrarme con ella, con esa otra que estaba contando la historia que yo sola.


07. Comprendí que la escritura de todos ellos era sobre algo en prácticamente el mismo sentido que la mía.


08. Nos habríamos dado cuenta de que el autor estaba luchando por extraer sentido de sentimientos cuya complejidad admitía.


09. Es esta solidaridad lo que imprime dinámica a la escritura, lo que se necesita para estimular el movimiento interno.


10. Es la profundidad con la que se indaga lo que lleva la narrativa personal del ensayo autobiográfico a las memorias.


11. Penetrar en lo conocido no es en absoluto un hecho consumado. Más bien al contrario, es una labor ardua, muy ardua.


12. Dicho de otra manera: si no te vas de tu casa, te asfixias, si te vas demasiado lejos, te falta el aire.


13. La historia es la primera experiencia de aislamiento de la niña: la suya, la de su tía y la del mundo.


14. Los textos a los que llamamos de narrativa personal están escritos por personas que, en esencia, están imaginándose solo a sí mismas.


15. Nos hallamos sometidos a la ambigüedad entre extrañamiento de uno mismo e intimidad consigo mismo, entre disgusto de sí y deseo de sí.


16. Desde el principio vislumbré los riesgos de escribir así, la concentración tan increíble que exigiría mantener el equilibrio justo entre la historia y el yo.


17. ¿Cómo puede un narrador de no ficción llegar a ser digno de confianza? Es una pregunta que como mejor se responde es a través de ejemplos.


18. Es su tono de voz lo que lleva el mensaje: más que llevarlo: se vuelve él. El tono de voz del narrador es, de hecho, el verdadero tema del texto.


19. Del periodismo a las memorias pasando por el ensayo autobiográfico: el viaje que acomete un personaje de no ficción se intensifica y se vuelve cada vez más hacia dentro.


20. Más adelante comprendí que para ambas la dramatización del yo era un sustituto de la acción: una obra de despotrique chejoviano no resuelto, tanto en mí como en ella.


21. Lo que no vi, y seguiría sin ver durante mucho tiempo, fue que ese punto de vista solo podía surgir de un narrador que era yo y a la vez no lo era.


22. En no ficción el lector ha de creer que el narrador está diciendo la verdad. Siempre sin falta, uno se pregunta de la no ficción: ¿Es de fiar este narrador? ¿Puedo creer lo que me está contando?


23. El poeta, el novelista, quien escribe narrativa autobiográfica, todos ellos convencen al lector de que tienen un saber y de que, además, están escribiendo con toda la honestidad que les es posible para llegar a lo que saben.


24. Daría la impresión de que hay en nuestros días un apremio que se adscribe a la idea de un relato sacado directamente de la vida en lugar de uno moldeado por la imaginación a partir de la vida.


25. Eran un par de hombres muy distintos en lo cultural y en lo geográfico y en cuanto a intereses: y aun así ambos se vieron perseguidos por esa incapacidad para afrontar de cara sus propias angustias juveniles, para obligarse a zambullirse.


26. Empecé a ver que, en la vida diaria, cuando a mi entender tengo un comportamiento reprobable –belicoso, desafiante, displicente–, estoy ahí sola en la balsa antes de haber encontrado a la narradora que puede controlar la arremetida desbocada de mi propia corriente interna.


27. Pasarían años antes de que pudiera sentarme al escritorio con el suficiente dominio de esa distinción como para controlar el material. Esto es, para servir a la situación y contar la clase de historia que entonces yo quería contar.


28. ¿Qué pasa con la experiencia? ¿Cómo fue exactamente? ¿Y dónde fue? La vivencia se antoja una vasta extensión de territorio. ¿Cómo habría de adentrarse en ella? ¿Desde qué ángulo y en qué posición? ¿Con qué estrategia y hacia qué fin?


29. Toda obra literaria tiene tanto una situación como una historia. La situación es el contexto o las circunstancias, en ocasiones la trama; la historia es la experiencia emocional que interesa a quien escribe: el discernimiento, la sabiduría, la cosa que uno ha venido a decir.


30. De pronto comprendí que no había ningún yo que perder. Tenía una narradora sobre la página lo suficientemente fuerte para plantar batalla por mí. La narradora era el yo que no podía dejar a su madre porque se había convertido en su madre.


31. Encontré un diario que había escrito un verano de hacía diez años; contenía información que sabía que podría serme útil. Lo abrí deseosa de leerlo, pero pronto le di la espalda, conmocionada. La escritura estaba impregnada de una especie de autocompasión infantil "¡sola de nuevo! ".


32. El tema de la autobiografía es siempre la definición del yo, pero no es posible la autodefinición en el vacío. Quien escribe narrativa personal, como el poeta o el novelista, debe implicarse con el mundo, porque esa implicación crea experiencia, la experiencia crea sabiduría y al final es la sabiduría -o quizá el movimiento hacia ella- lo que cuenta.


33. Sabía que no debía contar jamás una anécdota, moldear una descripción, caer en una especulación cuya mira estuviera puesta en mí. Debía utilizarme a mí misma tan solo para arrojar luz sobre el argumento, para desarrollar el análisis, hacer avanzar la historia. Mi percepción de la situación me parecía fiel y la consciencia de mí misma, la justa.


34. Pese a todo, la creación de un personaje así es vital en un ensayo autobiográfico o en unas memorias. Es el instrumento que ilumina. Sin él no hay ni tema ni historia. Para lograrlo, quien escribe narrativa personal pasa por un aprendizaje que indaga tanto en el alma como pueda hacerlo una novelista o un poeta: el doble esfuerzo que supone saber no solo por qué se habla sino quién habla.

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