11 frases de La historia del señor Sommer (Die Geschichte von Herrn Sommer) de Patrick Süskind... Libro que describe la relación entre el protagonista y el misterioso señor Sommer, con frases que exploran la conexión entre la naturaleza y la infancia, así como la curiosidad infantil y el aprendizaje a través de las experiencias.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Patrick Süskind son: bicicletas, nostalgia, impacto del pasado en el presente, pasado y presente, dejar volar la imaginación, recuerdos de la infancia, amor por la naturaleza, misterio, importancia de la experiencia personal, aprendizaje, ambigüedad.
Frases de Patrick Süskind Libros de Patrick Süskind
Frases de La historia del señor Sommer Patrick Süskind
01. En los árboles se estaba tranquilo, le dejaban a uno en paz.
02. En la época en que aún me subía a los árboles hace mucho, mucho tiempo, muchos años y décadas.
03. Mi antiguo escepticismo hacia la bicicleta había desaparecido por completo, tanto en el aspecto teórico como en el práctico. Yo era un ciclista entusiasta. Ir en bicicleta era casi como volar.
04. Yo hubiera podido estar siempre mirando aquella cara, y la miraba cuando podía, en clase y en el recreo, pero con disimulo, para que nadie, ni la misma Carolina, lo notara, porque yo era muy tímido.
05. Lo mío no podía ser más que tirarme desde lo alto de un árbol. Tenía experiencia en caídas. La caída no me asustaba. Para mí, era la mejor manera de "abandonar este mundo".
06. Sería como saltar desde encima de las nubes sobre un lecho de falsa solidez, con posterior caída en lo desconocido. Pero yo no quería caer en lo desconocido. Yo quería ver dónde y cómo caía.
07. Y, por fin, habría dejado que el viento me llevara otra vez a casa, para llegar a tiempo de almorzar. Pero no me desabroché el abrigo ni levanté el vuelo, no por miedo a volar sino porque no sabía cómo, ni dónde ni si podría aterrizar.
08. Ella vino corriendo. Su pelo oscuro ondeaba y el pasador subía y bajaba. Llevaba un vestido amarillo limón. Yo extendí la mano. Ella se paró delante de mí, tan cerca como aquel día, durante el recreo. Yo deseaba cogerle la mano, atraerla hacia mí. En aquel momento, me hubiera gustado abrazarla y darle un beso.
09. Sufrí mi peor caída en aquel mi primer año de escuela. Fue desde una altura de cuatro metros y medio, de un abeto blanco, y se ajustó fielmente a la primera ley de Galileo que dice que la distancia de la caída es igual a la mitad del producto de la aceleración de la gravedad por el tiempo al cuadrado, y por lo tanto duró exactamente 0,9578262 segundos.
10. Pero luego me acordé de la cara que le vi al señor Sommer cuando miré por el cristal trasero del coche, chorreando lluvia, con la boca entreabierta, sus ojos redondos de mirada fija y furibunda, y pensé: cuando uno está haciendo lo que le gusta, no mira de ese modo; una persona que hace algo que le divierte no pone esa cara. Pone esa cara el que tiene miedo; o tiene sed mientras llueve, tanta sed que podría beberse un lago.
11. En mis sueños era menos tímido. Entonces la tomaba de la mano y trepaba a los árboles con ella. Sentado a su lado en una rama, la miraba muy cerquita y le contaba cuentos. Y ella se reía echando atrás la cabeza y cerrando los ojos, y yo le soplaba la pelusa de detrás de la oreja y la nuca. Tenía este sueño y otros parecidos a éste varias veces a la semana. Eran unos sueños muy bonitos, no voy a quejarme; pero no eran más que sueños y, como todos los sueños, no te llenaban.