20 frases de La elegancia del erizo (L'Élégance du hérisson) de Muriel Barbery... Libro de Muriel Barbery.
Frases de La elegancia del erizo Muriel Barbery
01. Cuánto mejor sería si compartiéramos unos con otros nuestra inseguridad, si todos juntos nos adentráramos en nosotros mismos para decirnos que las judías verdes y la vitamina C, si bien alimentan al animal que somos, no salvan la vida ni sustentan el alma.
02. La verdadera novedad es lo que no envejece, pese al tiempo.
03. Pero es tan extenuante desear sin tregua...Pronto aspiramos a un placer sin búsqueda, soñamos con un estado feliz que no tendría comienzo ni final y en el que la belleza ya no sería fin ni proyecto, sino que devendría la evidencia misma de nuestra naturaleza.
04. (...) No puede sentirse segura si no ha aplastado al adversario y si no ha reducido su territorio al mínimo necesario. Un mundo en el que hay espacio para los demás es un mundo peligroso según sus criterios de guerrera de tres al cuarto. A la vez, sólo necesita a los demás para una pequeña tarea esencial: alguien tiene que reconocer su fuerza. Por lo tanto no sólo se pasa el tiempo tratando de aplastarme por todos los medios posibles, sino que, además, le gustaría que le dijera, hundiéndose su espada en la carne de mi cuello, que es la mejor y que la quiero.
05. ¿Qué distracción hay más noble, qué compañía más distraída, qué contemplación más deliciosa que la de la literatura?
06. ¡El deseo! Nos empuja y nos crucifica.
07. Quizá estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren.
08. La quietud que sentimos cuando estamos solos, esa certeza de nosotros mismos en la serenidad de la soledad no son nada comparadas con este dejarse llevar, este dejarse llegar y dejarse hablar que se vive con otro, en cómplice compañía...
09. El arte es la emoción sin el deseo.
10. Todas las familias felices se parecen; las familias desdichadas lo son cada una a su manera.
11. Así vive su vida un hombre, en nuestro universo: tiene que reconstruir sin cesar su identidad de adulto, ese ensamblaje inestable y efímero, tan frágil, que reviste la desesperanza y, a cada uno ante el espejo, cuenta la mentira que necesitamos creer.
12. (...) Cuando deviene ritual, constituye la esencia de la aptitud para ver la grandeza en las cosas pequeñas. ¿Dónde se encuentra la belleza? ¿En las grandes cosas que, como las demás, están condenadas a morir, o bien en las pequeñas que, sin pretensiones, saben engastar en el instante una gema de infinitud?
13. El ritual del té, esta repetición precisa de los mismos gestos y de la misma degustación, este acceso a sensaciones sencillas, auténticas y refinadas, esta licencia otorgada a cada uno, sin mucho esfuerzo, para convertirse en un aristócrata del gusto, porque el té es la bebida de los ricos como lo es de los pobres, el ritual del té, pues, tiene la extraordinaria virtud de introducir en el absurdo de nuestras vidas una brecha de armonía serena.
14. Sí, el universo conspira a la vacuidad, las almas perdidas lloran la belleza, la insignificancia nos rodea. Entonces, tomemos una taza de té. Se hace el silencio, fuera se oye soplar el viento, crujen las hojas de otoño y levantan el vuelo, el gato duerme, bañado en una cálida luz. Y, en cada sorbo, el tiempo se sublima.
15. Esos instantes en que se nos revela la trama de nuestra existencia, mediante la fuerza de un ritual que recuperaremos como era antes con mayor placer aún por haberlo infringido, son paréntesis mágicos que le ponen a uno el corazón al borde del alma, porque, fugitiva pero intensamente, una pizca de eternidad ha venido de pronto a fecundar el tiempo.
16. La facultad que tenemos de manipularnos a nosotros mismos para que no se tambaleen lo más mínimo los cimientos de nuestras creencias es un fenómeno fascinante.
17. ¿Sabes que mis pensamientos más bellos los he tenido contigo?
18. Pero cuando alguien a quien se quiere muere...Es como un castillo de fuegos artificiales que se apagara de golpe y todo quedara negro.
19. El único interés que presentan los gatos es el de ser objetos decorativos con capacidad de movimiento.
20. ¿Quién cree poder hacer miel sin compartir el destino de las abejas?