Frases de La balsa de piedra - 4

121. En la historia de los ríos nunca aconteció un caso tal, estar pasando el agua en su eterno pasar y de repente dejar de pasar.


122. Pero las palabras, así las hemos hecho, tienen mucho de bueno, ayudan, sólo porque las decimos exageradas alivian de inmediato los sustos y las emociones.


123. Pero no se quedó dormido, iba con los ojos abiertos, las luces de la ciudad se deslizaban en ellos como en una superficie de cristal negro.


124. Por favor, mágicas palabras que sustituyen toda identificación formal, el lenguaje está lleno de estos y otros enigmas aún más difíciles.


125. Dime qué fin tuviste y te diré qué sentido pudiste tener, Muy bien, y mientras ese día no llega, qué hacemos. Se hizo allí un silencio.


126. Es en cada uno de nosotros donde empieza y acaba el mundo, si con esta declaración no quedan mortalmente ofendidos el espíritu de la familia.


127. Vamos lentamente, a partir de ahora vamos a ir despacio, Por qué, No sé, es un presentimiento, por algún motivo estos pájaros no nos sueltan.


128. Cada uno de nosotros sabe infinitamente más de lo que cree y cada uno de los otros infinitamente más de lo que en ellos queremos reconocer.


129. Los estorninos de José Anaico sirvieron una vez, no servirán más, son como los hombres y las mujeres, que también sirven sólo una vez.


130. Es preciso salvar Venecia, se apela a la humanidad, hagan una bomba de hidrógeno menos, hagan un submarino nuclear menos, si es que aún estamos a tiempo.


131. Un día, cuando nada lo hace prever, el cuerpo dice, No, o el alma, o el espíritu, o la voluntad, y ya nada se pone en marcha.


132. Centrales térmicas las nucleares malditas, pero fue verdaderamente el pandemónium peninsular, los diablos sueltos, el miedo frío, el aquelarre, un terremoto no tendría peores efectos morales.


133. La garganta abierta, así debió ser la entrada al infierno griego, pero donde debería ladrar Cerbero gruñe un puerco, las mitologías no son ya lo que eran.


134. Son situaciones que dan risa cuando las vemos desde fuera, pero se acaban las risas cuando nos imaginamos a nosotros mismos en el angustioso trance en que éstos se hallan.


135. Vean este coloquio de palabras. Quien nace no viene hablando de la barriga de su madre y quien muere no habla tras haber entrado en la barriga de la tierra.


136. El mundo da tantas vueltas, señor Roque Lozano, y en ellas es tanto lo que se gana y lo que se pierde, que bien puede acontecer perder un automóvil.


137. El reguero de pólvora no pasa de comparación, es un peligro tomarlas al pie de la letra, a ésta y a otras, si antes no aprendemos a andar prevenidos.


138. Pero luego otros repitieron lo dicho arrogándose vanidades de primer descubridor, a los pueblos pequeños nadie les da oídos, no es manía persecutoria, sino histórica evidencia.


139. Pudo acontecer que una mujer se adelantara sonriendo, suavemente ondulando las caderas al andar, sin exageración, sólo el insinuante llamamiento que turba la mirada y la palabra del hombre.


140. Cuando los ojos de las estatuas, muertos, se vuelvan buscando ojos que los vean, cuando los portales abiertos de los cementerios muestren que no hay diferencia entre una ausencia y otra ausencia.


141. Pedro Orce contempla sus viejas manos, no son viejas, no, acaban de salir de una operación alquímica, se han vuelto inmortales, aunque el resto de su cuerpo tenga que morir.


142. Tanto da que bogue o que no bogue, que aunque la ruta de mi vida me lleve a una estrella, no por eso he sido dispensado de recorrer los caminos del mundo.


143. Respóndame si ve alguna relación entre el hecho de que un mono haya bajado de un árbol hace veinte millones de años y la fabricación de una bomba nuclear.


144. Ella dijo; Llegaste hasta mi puerta, hasta mi cama, hasta el interior de mi cuerpo, hasta mi alma. Y de lo que dijeron en la intimidad no vale la pena levantar un registro indiscreto.


145. La armonía posible de las cosas depende de su equilibrio y del tiempo en que acontecen, ni demasiado pronto, ni demasiado tarde, por eso nos es tan difícil alcanzar la perfección.


146. No nos quites la luz, Señor, haz que vuelva y te prometo que hasta el fin de mi vida no te pediré otra cosa, eso decían los pecadores arrepentidos, que siempre exageran.


147. Contémplese la serenidad bucólica de estos campos, la paz del cielo, el equilibrio de las piedras, las sierras Morena y Aracena igualitas desde que nacieron, o, si no tanto, desde que nacimos nosotros.


148. Nunca más será posible saber dónde están los diversos puntos cardinales, lo que por otra parte poca importancia tiene, no hay ninguna ley que diga que no se puede vivir sin norte.


149. Dios mío, Dios mío, cómo vienen ligadas todas las cosas de este mundo, y creemos nosotros que cortamos y atamos cuando queremos, por nuestra sola voluntad, ése es el mayor de los errores.


150. Es de mañana y ha empezado a picar el sol, aunque sopla una brisa fresca y límpida aún, lástima no poder guardarla en el bolsillo para cuando el sol apriete de verdad.


151. La mujer de uno de ellos, que lo era no siéndolo aún, o que aun no siéndolo lo era, quien de encuentros y desencuentros del corazón tenga alguna experiencia entenderá el batiburrillo.


152. En las diversas artes, y por excelencia en esta de escribir, el mejor camino entre dos puntos, aunque próximos, no ha sido, y no será, y no es la línea a que llaman recta, nunca de nunca.


153. Lo que ha de ser, ha de ser, y tiene mucha fuerza, nada se le puede resistir, mil veces se lo he oído a la gente mayor, Cree en la fatalidad, Creo en lo que tiene que ocurrir.


154. En casa, en ese teatro doméstico que es la televisión, en el pequeño rectángulo de cristal, patio de los milagros donde una imagen barre a la anterior sin dejar vestigios, todo en escala reducida, hasta las emociones.


155. He leído algunos libros en mi vida, la maravilla es que haya sacado provecho de ellos, no es esta mujer tan presuntuosa que lo dijera de sí misma, es el narrador, amante de la justicia, quien no puede resistir al comentario.


156. Qué luz tan hermosa, qué estrella tan bonita, y no poder saber que se apagó a la mitad de la frase, y lo hijos y los nietos repetirán las palabras, los pobres, hablan de lo ya muerto y le llaman vivo.


157. Profundo. Si un día tienes un hijo, él morirá porque tú naciste, de ese crimen nadie te absolverá, las manos que hacen y tejen son las mismas que deshacen y destejen, de la certeza sale el error, el error produce la certeza.


158. Las piscinas eran un hervidero de chapuzones y brazadas, nadie se había cuidado de explicarles a los chiquillos que hay que ir primero a la ducha y luego tirarse al agua azul, no va a ser nada fácil que esta gente se olvide de sus hábitos arrabaleros.


159. La naturaleza humana sigue siendo lo que ha sido siempre, es natural que por fatiga y tristeza, por comprensible ternura e instante amor, mujer y hombre se aproximen, cambien un primer beso temeroso, luego, bendito sea quien así nos hizo, el cuerpo despierta y pide el otro cuerpo, será una locura.

Obras similares

Obras que comparten tramas, ideas o sucesos históricos con "La balsa de piedra" de José Saramago.

Libros parecidos

Síguenos