27 frases de La amigdalitis de Tarzán de Alfredo Bryce Echenique... Historia de amor en la que los dos protagonistas recorren no sólo el mundo de los sentimientos, sino el propio mundo iberoamericano. Una novela que cuenta la frustrada historia amorosa entre un cantautor peruano y una mujer salvadoreña.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Alfredo Bryce Echenique son: desencuentros, desamor, arriesgarse a ser feliz, cartas de amor, madurez, paso del tiempo, sentimientos.
Frases de Alfredo Bryce Echenique
Frases de La amigdalitis de Tarzán Alfredo Bryce Echenique
01. (...) Nacido para gustar y ser libre...
02. Pero tu sabes lo desmemoriado que es el amor.
03. Muchas veces, sólo el humor nos permite sobrevivir al espanto.
04. No me acosté con nadie. Practiqué el amor libre y basta.
05. La señora realidad es la verdadera gran triunfadora de todas nuestras batallas.
06. La fotografía, como la filosofía, se desarrolla en un cuarto sumamente oscuro.
07. La paz no es más que una manifestación muy profunda de la nostalgia.
08. Prefiero los dúos a las arias, y la amistad a las relaciones públicas.
09. No me importa en qué forma, ni dónde ni cómo, pero junto a ti...
10. Parece que sólo quieren lo que ya no tienen, o lo que ya no pueden tener.
11. Cuando los ojos ven lo que nunca antes vieron, el corazón siente lo que nunca antes sintió.
12. Y es que el alcohol es un amigo muy alegre pero sólo cuando le ganamos la partida.
13. Necesito con urgencia un tiempo de mi vida en que me sienta muy bien y no constantemente al borde del prepicio.
14. Los recuerdos bonitos, mezclados con tristeza, saben mucho mejor. Así que, en realidad, no estoy triste, sino que soy un sibarita.
15. Me gustaría correr y encontrar un lugar seguro, en vez de correr y correr para estar siempre en ningún lugar.
16. Y un incesante ir y venir de un país a otro y de un trabajito a un cachuelo, pero todo siempre feliz.
17. El amor lo puede llevar a uno incluso al colmo de la incomodidad y a la más húmeda y fría y feliz sordidez.
18. Hay que vivir aferrado a algo en el presente, algo que cuando menos represente también al pasado, para que no nos olviden ni cuando nosotros nos olvidamos.
19. El amor siendo humano, tiene algo de divino, amar no es un delito, porque, diablos, la que se armaría si de golpe Dios delinque con los tiempos que corren.
20. Y seré feliz y me sentiré limpia cuando te bese y te abrace, al acostarnos, por más que tú estés soñando con otros momentos y otros lugares.
21. Y ya tú sabes todo lo que una amigdalitis puede ocasionarle a Tarzán en plena selva: desde que se lo trague un león, hasta un honor, un orgullo y unas convicciones muy firmes, todo definitivamente perdido para siempre.
22. (...) También ha de sentirse solo, aunque allá en su país tiene a su familia y muchos de sus amigos y exposiciones y aprecio. Todo eso cuenta y estoy feliz de que haya regresado a su tierra, adonde las cosas tienen siempre más sentido.
23. Y no seré ningún modelo, pero no me siento peor que mis prójimos. Además, como tú, en el fondo soy un tímido que pelea, aunque en mi caso el asunto se agrava pues de un tiempo a esta parte he notado que, aunque algo prematuramente, empiezo a peinar canas en los cojones.
24. ¿Qué nos faltó, entonces? ¿Amor? Vaya que no. Lo tuvimos y de todo tipo. Desde el amor platónico y menor de edad de un par de grandes tímidos hasta el sensual y alegre y loco desbarajuste de los que a veces tuvieron sólo unas semanitas para desquitarse de toda una vida, pasaría contigo.
25. Nos dejamos capturar el uno por el otro, desde que nuestros labios se fueron directamente en busca de los labios del otro, no de las mejillas, ni de la frente, directa y ansiosamente a la boca del otro, y al abrazo muy fuerte, ya doloroso, se le escaparon brazos y manos que buscaban otras zonas del cuerpo, un seno, el corazón, las caderas, un resbalón por el muslo.
26. Pero, por supuesto, Tarzán ha sido ella, siempre fue ella, y ahora Tarzán como que acabara de descubrir la completa voracidad de cada célula viviente de la selva. Ahora Tarzán como que empezara a madurar, de una vez por todas, para cuidar a sus criaturas entre el follaje y la vorágine y entre sus habitantes devoradores, cual hiena, o venenosos, cual tarántula. Y ahora Tarzán como que hubiera tomado conciencia de mil horribles y perversas acechanzas Rambo, y, al comprobar que su grito en la selva no contiene aún la suficiente energía, la suficiente ferocidad o Emulsión de Scott o lo que ustedes quieran, acaba de inscribirse en un gimnasio.
27. Me enamoré de ella, de su piel de melocotón bronceado todo el año, de su siluetón de armas tomar, de su larga y rubicunda cabellera, y de sus cejas y ojos muy negros, en Lima, cantando en una fiesta de la Universidad Católica en que ella era Miss Facultad, o algo así, y yo una suerte de Nat King Cole en castellano, que a punta de acércate más, y más, y más, pero mucho más, me la terminé acercando tanto que aún no he logrado apartarla del todo, y eso que ya pasaron más de mil años, muchos más, por lo cual al autor de aquel bolero creo poderle responder que sí, que parece que sí tiene amor, la eternidad.