
18 frases de Instinto de Inez de Carlos Fuentes... Dos historias, dos parejas, dos tiempos y dos pasiones. Una de estas encarna por un director de orquesta e Inez Prada, una excelsa cantante de opera. La otra remite al primer encuentro de la humanidad entre un hombre y una mujer.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Carlos Fuentes son: relaciones personales, vida en pareja, desencuentros, naturaleza del amor, ficción con músicos, realidad y fantasía, razón y pasión, ficción con cantantes de ópera.
Frases de Instinto de Inez Carlos Fuentes
01. -Te voy a necesitar. - ¿Podrás decirme cuándo? -Siempre.
02. Hay pocas mujeres inmaduras y muchos niños disfrazados de hombres.
03. El muerto no sabe lo que es la muerte, pero los vivos tampoco.
04. México: las manos vacías de pan pero la cabeza llena de sueños.
05. A veces dudo que los hombres en realidad nos quieran, lo que quieren es competir con otros hombres y ganarles.
06. No sabemos acaballar el dolor. Debemos contentarnos con un amor análogo al que recordamos en la sonrisa de un rostro desaparecido.
07. La mejor manera de esconderse es mostrarse. Si nos buscan creyendo que hemos desaparecido, nunca nos encontraran en el lugar más obvio.
08. Ser viejo es un crimen. Puedes acabar sin identidad ni dignidad, en un asilo, acompañado de otros viejos tan estúpidos y despojados como tú.
09. El viejo tenia varias respuestas para una pregunta tan lógica. Las repetía, autoridad, decisión, destino, divisa, y se quedaba al cabo con una sola: la memoria.
10. A veces se olvida porque el recuerdo duele y hay que creer que lo ocurrido nunca ocurrió, se olvida lo más importante porque puede ser lo más doloroso.
11. Los dos serán los fantasmas de su propia juventud, o quizás sea sólo el cuerpo el que envejece, encarcelando para siempre a la juventud dentro de ese espectro que llamamos "alma".
12. Celos es dar la importancia a la persona que quisiéramos sólo para nosotros... La envidia es una ponzoña impotente, queremos ser el otro. El celo es generoso, queremos que el otro sea mío.
13. Las pasiones sin control son como el veneno. Cuando dormitan, son vicios, dan su alimento al alma y ésta, engañada, o creyendo que se alimenta, en realidad se envenena de su propia pasión desconocida y desconcertada.
14. La envidia es rencor contra el bien ajeno. Los celos le dan importancia a la persona que quisiéramos sólo para nosotros. La envidia, te dije, es una ponzoña impotente, queremos ser otro. El celo es generoso, queremos que el otro sea mío.
15. En ese momento ella se entregará a la única compañía que la consolará de algo que comenzará a dibujar en sus sueños como "algo perdido". Así le dirá su instinto. "Lo perdido" será una aldea antigua que para ella será siempre porvenir, nunca ya fue sino ya será porque en ella vivirá la felicidad que no perdió, sino que se volverá a hallar.
16. Las pasiones que se quedan adentro pueden matarnos con una explosión interna. El canto las libera, y encuentra la voz quelas caracteriza. La música sería entonces una especie de energía que reúne las emociones primitivas, latentes, las que usted nunca mostraría al tomar el autobús, señor Laviada, o usted al preparar el desayuno, señora Lazo, o usted al darse un regaderazo.
17. (...) Sin cambiar de forma o tamaño en él cabían, milagrosamente, todos los recuerdos de una vida, revelando, acaso, un misterio. La memoria no era acumulación material que acabaría reventando por simple cantidad añadida las frágiles paredes del sello. La memoria cabía en el objeto porque era idéntica a su dimensión. La memoria no era algo que se encimaba o entraba con calzador a la forma del objeto; era algo que se destilaba, se transfiguraba con cada nueva experiencia.
18. Quizás, sin embargo, ella misma vio en Gabriel lo que él vio en ella: un camino hacia lo desconocido. Con un esfuerzo supremo de lucidez, Atlan Ferrara entendió por qué nunca debieron unirse sexualmente Inés y él. Ella lo rechazó porque vio en la mirada de Gabriel a otra. Pero al mismo tiempo, él supo que ella estaba mirando a otro que no era él. Y sin embargo ¿No podían, siervos del tiempo, ser él y ella, a la vez, los mismos y otros a los ojos de cada cual?