Frases del libro "Homenaje a Cataluña" de George Orwell

Homenaje a Cataluña

Disfruta de estas 20 frases de "Homenaje a Cataluña"... Tras el levantamiento armado fascista contra la República española, George Orwell lucha como miliciano del POUM, siedno herido y debiendo huir de España. Tiempo después escribe esta obra, donde relata sus experiencias en la Revolución española.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "Homenaje a Cataluña", de George Orwell son: guerra civil española, anarquismo, fascismo, comunismo, propaganda, igualdad, idealismo, mentiras, hipocresía de la política.

Frases de "Homenaje a Cataluña"

01. Por algún extraño motivo, los mejores matadores eran fascistas.


02. Tengo recuerdos muy desagradables de España, pero muy pocos malos recuerdos de los españoles.


03. Los seres humanos se comportan como seres humanos y no como engranajes en la máquina capitalista.


04. Hay ocasiones en que resulta más provechoso luchar y salir derrotado que no ofrecer resistencia alguna.


05. No hay duda de que poseen una generosidad, una especie de nobleza, que no pertenece realmente al siglo XX.


06. Las ciudades industriales, una mancha de humo y miseria oculta por la curva de la superficie terrestre, quedaban lejos.


07. Y la enorme ciudad de un millón de personas había caído en una especie de violenta inercia, una pesadilla de ruido sin movimiento.


08. Cuando veo a un obrero de carne y hueso en conflicto con su enemigo natural, el policía, no tengo necesidad de preguntarme de qué lado estoy.


09. Lo observé con cierto interés, pues era la primera vez que veía a una persona cuya profesión consistía en mentir (excluyendo, claro está, a los periodistas).


10. Uno de los rasgos más repugnantes de la guerra es que toda la propaganda bélica, todos los gritos y las mentiras y el odio provienen siempre de quienes no luchan.


11. Es sabido que toda guerra sufre una especie de degradación progresiva a medida que pasan los meses, porque cosas tales como la libertad individual y una prensa veraz no son compatibles con la eficacia militar.


12. Lo mismo ocurre en todas las guerras; Los soldados son los que luchan, los periodistas son los que gritan, y ningún "verdadero patriota" se acerca jamás a una trinchera, exceptuando las brevísimas giras de propaganda.


13. ¡Resulta extraño cuánto afecto se puede sentir por un desconocido! Fue como si su espíritu y el mío hubieran salvado momentáneamente el abismo del lenguaje y la tradición y unirse en definitiva intimidad.


14. El sistema de la milicia presentaba serios fallos, y los hombres mismos dejaban mucho que desear, pues en esa época el reclutamiento voluntario comenzaba a disminuir y muchos de los mejores hombres ya se encontraban en el frente o habían muerto.


15. La disciplina revolucionaria depende de la conciencia política, de la comprensión de por qué deben obedecerse las órdenes; Necesita tiempo para formarse, pero también se necesita tiempo para convertir a un hombre en un autómata dentro del cuartel.


16. Desde un punto de vista filosófico, comunismo y anarquismo son polos opuestos; Y en la práctica -por lo que se refiere al tipo de sociedad a la que aspiran- las diferencias son sólo de énfasis, pero por completo irreconciliables. El comunismo siempre pone el énfasis en el centralismo y la eficiencia, y el anarquismo, en la libertad y la igualdad.


17. El anarquismo tiene profundas raíces en españa y es probable que sobreviva al comunismo cuando la influencia rusa termine. Durante los primeros dos meses de la guerra fueron los anarquistas, más que cualquier otro sector, quienes salvaron la situación, y aún mucho más tarde la milicia anarquista, a pesar de su indisciplina, constituía el mejor elemento de lucha entre las fuerzas puramente españolas.


18. Era la primera vez que me encontraba literalmente bajo el fuego y, con gran humillación, comprobé que me sentía completamente asustado; He observado que siempre se siente lo mismo bajo el fuego graneado, no se teme tanto el ser herido como no saber dónde se producirá la herida. Uno se pregunta todo el tiempo por dónde entrará la bala, y eso otorga al cuerpo una muy desagradable sensibilidad.


19. Las bombas que los fascistas disparaban en ese período eran vergonzosamente malas. Aunque usaban proyectiles de 150 milímetros, nunca hacían un orificio mayor de dos metros de ancho por uno de profundidad, y por lo menos uno de cada cuatro no explotaba. Corrían los habituales cuentos románticos de sabotaje en las fábricas fascistas y de proyectiles sin explotar en los que, en lugar de la carga, se encontraba un pedazo de papel con la leyenda "frente rojo", pero nunca vi ninguno.


20. El rasgo esencial del sistema era la igualdad social entre oficiales y soldados. Todos, desde el general hasta el recluta, recibían la misma paga, comían los mismos alimentos, llevaban las mismas ropas y se trataban en términos de completa igualdad. Si a uno se le ocurría palmear al general que comandaba la división y pedirle un cigarrillo, podía hacerlo y a nadie le resultaba extraño. Por lo menos en teoría, cada milicia era una democracia y no una organización jerárquica. Se daba por sentado que las órdenes debían obedecerse, pero también que una orden se daba de camarada a camarada y no de superior a inferior.

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