Frases de Expiación - 2

28. No había nada que hacer, salvo seguir adelante.


29. Quizás no fuese tan débil como siempre pensaba; al final, una tenía que medirse con otras personas: en realidad, en eso consistía todo. De vez en cuando, totalmente sin querer, alguien te enseñaba algo sobre ti misma.


30. No era sólo la maldad y las intrigas las que hacían infeliz a la gente, sino la confusión y la incomprensión; ante todo, era la incapacidad de comprender la sencilla verdad de que las demás personas son tan reales como uno.


31. La expectativa y el temor que le inspiraba (...) Eran también una especie de placer sensual y envolvía este placer, como un abrazo, una euforia general: quizás le doliera aquello, era sumamente inoportuno, nada bueno podía deparar, pero había descubierto por sí mismo lo que era estar enamorado, y le exaltaba.

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