
19 frases de El ruido y la furia (The sound and the fury) de William Faulkner... Historia de la decadencia y destrucción final de un antiguo linaje del sur de Estados Unidos, desde el particular punto de vista de los últimos sobrevivientes de la familia.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de William Faulkner son: decadencia social, conflictos familiares, incesto, suicidio, monólogo interior, ninfómana, amantes, tormentoso pasado, paso del tiempo.
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Frases de El ruido y la furia William Faulkner
01. Cada hombre es árbitro de sus propias virtudes.
02. Siempre se lamenta haber adquirido hábitos frívolos.
03. Se puede ignorar el sonido durante mucho tiempo, pero luego un tictac instantáneo puede recrear en la mente intacta el largo desfilar del tiempo que no se ha oído.
04. (...) Con esa especie de gigantesca delicadeza del elefante al recoger cacahuetes.
05. Salí hacia la luz del sol, reencontrándome con mi sombra.
06. El alcohol te enseña a confundir el fin con los medios.
07. Ya te darás cuenta de que ni la injusticia merece lo que tú crees ser...
08. Le amaba no sólo a pesar sino por el hecho de ser él mismo incapaz de amor.
09. Las mujeres nunca son vírgenes. La pureza es un estado negativo y por tanto contrario a la naturaleza.
10. Antes se reconocía a un caballero por sus libros: ahora se le reconoce por los que no ha devuelto.
11. No es cuando adviertes que nada sirve de ayuda -religión, orgullo, nada- es cuando adviertes que no necesitas ayuda.
12. La mala salud es la razón primordial de la vida. Engendrado por la peste, en el seno de la corrupción, en decadencia.
13. A pesar de sus mezquinas trapacerías y de su hipocresía, ante las narices del señor no olería peor que algunos otros.
14. El dinero no vale nada; Lo que te compras sí.
15. Un hombre es la suma de sus desdichas. Se podría creer que la desdicha terminará un día por cansarse, pero entonces es el tiempo el que se convierte en nuestra desdicha.
16. Todos hablaban a la vez, insistentes y contradictorias sus voces, convirtiendo lo irreal en posible, luego en probable, después en hecho incontrovertible, como hace la gente al transformar sus deseos en palabras.
17. (...) Decía que los relojes asesinan el tiempo. Él dijo que el tiempo está muerto mientras es recontado por el tictac de las ruedecillas; Sólo al detenerse el reloj vuelve el tiempo a la vida.
18. (...) Nunca se gana una batalla dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles.
19. Él que sobre todas las cosas amaba la muerte, y que quizá sólo amaba a la muerte, amó y vivió con deliberada y pervertida curiosidad, tal y como ama un enamorado que deliberadamente se reprime ante el prodigioso cuerpo complaciente, dispuesto y tierno de su amada, hasta que no puede soportarlo y entonces se lanza, se arroja, renunciando a todo, ahogándose.