Frases del libro "El placer del texto" de Roland Barthes

El placer del texto

Disfruta de estas 18 frases de "El placer del texto"... ¿Qué gozamos del texto? ¿Cómo formular la respuesta si es que lo propio del goce es el no poder ser expresado? Basándose en su experiencia como lector y escritor, examinará el goce de la lectura y sus efectos.

Índice

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "El placer del texto", de Roland Barthes son: placer de leer, relaciones humanas, aburrimiento, lectura, libros sobre libros, escritura, crítica literaria, sensualidad, teoría literaria, semiología.

Frases de "El placer del texto"

01. Los sistemas ideológicos son ficciones.


02. El aburrimiento no está lejos del goce: es el goce visto desde las costas del placer.


03. El texto es (debería ser) esa persona audaz que muestra su trasero al Padre Político.


04. Todo escritor dirá entonces: loco no puedo, sano no querría, sólo soy siendo neurótico.


05. (...) Ese poco de neurosis necesario para seducir a sus lectores: estos textos terribles son, después de todo, textos coquetos.


06. Ni la cultura ni su destrucción son eróticos: es la fisura entre una y otra la que se vuelve erótica.


07. Texto de placer: el que contenta, colma, da euforia; proviene de la cultura, no rompe con ella y está ligado a una práctica confortable de la lectura.


08. Lo que me gusta en un relato no es directamente su contenido ni su estructura sino más bien las rasgaduras que le impongo a su bella envoltura: corro, salto, levanto la cabeza y vuelvo a sumergirme.


09. El texto que usted escribe debe probarme que me desea. Esa prueba existe: es la escritura. La escritura es esto: la ciencia de los goces del lenguaje, su kamasutra (de esta ciencia no hay más que un tratado: la escritura misma).


10. Será el placer un goce reducido? ¿Será el goce un placer intenso? ¿Será el placer nada más que un goce debilitado, aceptado y desviado a través de un escalonamiento de conciliaciones? ¿Será el goce un placer brutal, inmediato (sin mediación)?


11. Texto de goce: el que pone en estado de pérdida, desacomoda (tal vez incluso hasta una forma de aburrimiento), hace vacilar los fundamentos históricos, culturales, psicológicos del lector, la congruencia de sus gustos, de sus valores y de sus recuerdos, pone en crisis su relación con el lenguaje.


12. El brío del texto (sin el cual en suma no hay texto) sería su voluntad de goce: allí mismo donde excede la demanda, sobrepasa el murmullo y trata de desbordar, de forzar la liberación de los adjetivos –que son las puertas del lenguaje por donde lo ideológico y lo imaginario penetran en grandes oleadas.


13. El sueño permite, sostiene, retiene y saca a luz una extrema fineza de sentimientos morales, a veces incluso metafísicos, el sentido más sutil de las relaciones humanas, de las diferencias refinadas, un sabor de alta civilización, en resumen, una lógica consciente, articulada con una delicadeza inaudita que sólo un vigilante trabajo podría conseguir.


14. Lo que me gusta en un relato no es directamente su contenido ni su estructura sino más bien las rasgaduras que le impongo a su bella envoltura: corro, salto, levanto la cabeza y vuelvo a sumergirme. Nada que ver con el profundo desgarramiento que el texto de goce imprime al lenguaje mismo y no a la simple temporalidad de su lectura.


15. Estar con quien se ama y pensar en otra cosa: es de esta manera que tengo los mejores pensamientos, que invento lo mejor y más adecuado para mí trabajo. Ocurre lo mismo con el texto: produce en mí el mejor placer si llega a hacerse escuchar indirectamente, si leyéndolo me siento llevado a levantar la cabeza a menudo, a escuchar otra cosa.


16. ¿Escribir en el placer, me asegura a mí, escritor, la existencia del placer de mi lector? De ninguna manera. Es preciso que yo busque a ese lector (que lo "rastree") sin saber dónde está. Se crea entonces un espacio de goce. No es la "persona" del otro lo que necesito, es el espacio: la posibilidad de una dialéctica del deseo, de una imprevisión del goce: que las cartas no estén echadas sino que haya juego todavía.


17. Los libros llamados "eróticos" (es necesario agregar: los comunes, para exceptuar a Sade y algún otro) representan no tanto la escena erótica sino su expectación, su preparación, su progresión: es en esto que resultan "excitantes", y por supuesto cuando la escena llega hay decepción, deflación. Dicho de otra manera, son libros del Deseo, no del Placer. O dicho con malicia, ponen en escena el Placer tal como lo ve el psicoanálisis. Un mismo sentido dice tanto aquí como allá que todo esto es bien decepcionante.


18. ¿El lugar más erótico de un cuerpo no está acaso allí donde la vestimenta se abre? En la perversión (que es el régimen del placer textual) no hay "zonas erógenas" (expresión por otra parte bastante inoportuna); es la intermitencia, como bien lo ha dicho el psicoanálisis, la que es erótica: la de la piel que centellea entre dos piezas (el pantalón y el pulóver), entre dos bordes (la camisa entreabierta, el guante y la manga); es ese centelleo el que seduce, o mejor: la puesta en escena de una aparición-desaparición.

Frases de libros similares

Obras parecidas a "El placer del texto", que comparten frases, tramas, ideas o sucesos afines al libro de Roland Barthes.

Libros parecidos

Síguenos