Frases de El misterio del solitario - 2

19. ¿No se te ha ocurrido nunca pensar que tú mismo podrías ser uno de esos marcianos? (...) O un terrestre, si quieres. En realidad, no importa gran cosa cómo llamemos al planeta en que vivimos. Lo importante es que tú eres un hombrecillo de dos patas que anda a gatas por un planeta del universo.


20. Una vez un astronauta y un neurocirujano rusos que discutían sobre religión. El neurocirujano era creyente, y el astronauta no. "He estado muchas veces en el espacio", presumió el astronauta, "pero jamás he visto ángeles". El neurocirujano se quedó boquiabierto, y luego dijo: "yo he operado bastantes cerebros inteligentes, pero jamás he visto un pensamiento".


21. Estudié dos árboles que eran muy distintos. Uno tenía grandes flores rojas, y el otro, tenía unas flores amarillas más pequeñas. Las flores también tenían una forma completamente diferente, y sin embargo, era evidente que los dos árboles pertenecían a la misma familia, porque, al observar sus hojas con la lupa, vi que los nervios y texturas eran casi idénticos.


22. Íbamos de camino a Atenas, pero no se trataba de unas vacaciones normales de verano. En Atenas, o al menos en algún lugar de Grecia, intentaríamos encontrar a mamá. No era seguro que lo consiguiéramos, y aunque así fuera, puede que no quisiera volver con nosotros a Noruega. Tenemos que intentarlo, decía mi viejo, porque ni él ni yo soportábamos la idea de vivir el resto de nuestras vidas sin mamá.


23. Vivimos nuestras vidas en un cuento maravilloso, pensé. Pero, sin embargo, a la mayoría de la gente, el mundo le parece algo "normal". Por otra parte, se pasan la vida buscando algo "anormal", como por ejemplo ángeles o marcianos, porque no comprenden que el mundo, por sí mismo, es ya un misterio. Yo mismo me sentía completamente diferente. El mundo me pareció un sueño extraño. Y estaba buscando una explicación razonable a todo eso.


24. No sé exactamente lo que ocurrió. Puede que el gran velero naufragara en una de las sacudidas del huracán. Del propio naufragio, sólo tengo recuerdos dispersos, todo ocurrió muy deprisa. Pero sí recuerdo que el velero volcó, y que entraba agua. Uno de mis compañeros cayó al mar y desapareció entre las enormes olas. Y eso es todo. Lo siguiente que recuerdo es que me desperté en un bote salvavidas sobre un mar completamente en calma.


25. El tiempo no pasa.... El tiempo no hace tictac. Nosotros somos los que nos movemos, nuestros relojes son los que hacen tictac. Tan silenciosamente como el sol sale por el este, y se pone por el oeste, el tiempo devora su camino a través de la historia. Echa por tierra grandes civilizaciones, corroe antiguos monumentos y devora generación tras generación de seres humanos. Por eso se dice eso de "diente del tiempo". Pues el tiempo mastica y mastica, y es a nosotros a quienes tiene atrapados entre sus fauces.


26. El tiempo hace que nos hagamos mayores. El tiempo también hace que se derrumben los viejos templos y que islas aún más viejas se hundan en el mar. (...) Pero estoy completamente seguro de que, por algún lugar bajo el cielo, aún sigue viajando un comodín. Él se ocupará de que el mundo jamás se quede tranquilo. En cualquier momento, y en cualquier lugar, puede salir disparado un pequeño bufón con largas orejas de burro y cascabeles tintineantes. Nos mira fijamente a los ojos y pregunta: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos?


27. Mi viejo se consideraba un comodín. Lo decía muy pocas veces, pero yo sabía desde hacía mucho tiempo que se consideraba un comodín de la baraja. El comodín es un pequeño bufón, distinto a todos los demás. No es ni trébol ni diamante, ni corazón ni pica. Tampoco es un ocho o un nueve, ni rey ni reina. Es el que se queda fuera de todo aquello de lo que los demás forman parte. Está dentro de la misma caja, con todos los demás naipes, pero no es como ellos. Por lo tanto, puede ser retirado sin que nadie lo eche de menos.


28. El viejo se levantó, abrió la puerta y salió. Yo le seguí. En el exterior, era noche cerrada. -He tenido un cielo estrellado sobre mí y otro cielo estrellado bajo mis pies -murmuró. Comprendí lo que quería decir. Sobre nosotros resplandecía el cielo estrellado más claro que jamás había visto. Pero ése era sólo uno de ellos. Abajo, en la ladera, brillaban las tenues luces de las cabañas del pueblo. Parecía como si un poco de polvo estelar se hubiese desprendido del cielo y esparcido sobre la tierra. -Los dos cielos son igual de inescrutables -y señalando hacia el pueblo, añadió-: ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?


29. Cuando yo estaba solo en la isla, las imágenes de mis sueños eran cada vez más nítidas; luego, saltaron de mis pensamientos y se lanzaron a la vida en este lugar. Pero siguen siendo imaginación. Y la imaginación tiene la extraña capacidad de que lo creado por ella se mantiene siempre joven y vivo. -Es incomprensible...- ¿Has oído hablar de Rapunzel? , hijo mío. Negué con la cabeza. -Pero sí habrás oído hablar de Caperucita Roja, o de Blancanieves, o de Hansel y Gretel. Asentí. - ¿Y qué edad crees que tienen? ¿Cien años? ¿Acaso mil? Son a la vez muy jóvenes y muy antiguos, porque han surgido de la imaginación de seres humanos.


30. Fue precisamente el rey Edipo el que hizo todo lo posible por encontrar al asesino de su antecesor. Él jamás había relacionado la pelea en el camino con el asesinato del rey Layo. Sin saberlo, el mismo Edipo era el asesino que debía aclarar su propio crimen. Lo primero que hizo fue preguntar a un vidente quién había matado al rey Layo, pero el hombre se negó a contestar, porque pensaba que la verdad era demasiado cruda. Pero Edipo, que quería hacer todo lo posible por ayudar a su pueblo, finalmente le sacó la verdad. El vidente le contó que el propio rey era el culpable. Aunque Edipo iba recordando lo que había sucedido en el camino, y finalmente tuvo que reconocer que había matado a un rey, no tenía aún ninguna prueba de que fuera el hijo del rey Layo. Pero Edipo era un hombre justo, que quería poner todas las cartas sobre la mesa. Al final logró confrontar al viejo pastor de Tebas con el de Corinto, y entonces se confirmó que él había matado a su propio padre y que había vivido en matrimonio con su propia madre. Cuando al final se dio cuenta de toda la verdad, se sacó los ojos. De alguna manera, había estado ciego todo ese tiempo.

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