Frases de El hombre ilustrado

El hombre ilustrado

27 frases de El hombre ilustrado (The illustrated man) de Ray Bradbury... Historias cortas unidas por un personaje misterioso lleno de tatuajes que cobran vida. La mayoría de los relatos fueron publicados previamente, aunque en el momento de la publicación del libro Bradbury revisó algunos de los textos.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Ray Bradbury son: personas con tatuajes, misterio, vagabundo, magia, recrear fantasías, tecnología, sentimientos, sociedad de consumo.

Frases de Ray Bradbury Libros de Ray Bradbury

Frases de El hombre ilustrado Ray Bradbury

01. Sus gritos llenaron el universo.


02. El hombre ilustrado era un museo ambulante.


03. Deseo algo que nunca volveré a tener.


04. Dios debe de amarnos principalmente porque le causamos gracia.


05. La guerra es mala, pero la paz puede ser algo horrible.


06. Llevamos contemplándonos nuestros ombligos electrónicos, mecánicos, demasiado tiempo.


07. Hace un siglo, en la Tierra, en el año 2020, proscribieron nuestros libros.


08. Di que vas a quedarte, para siempre, y que ya no te irás nunca.


09. Aquí estamos -pensó Susan. ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? ¿Qué tememos? Comienza por el principio.


10. Y pude sentir el olor de la luna blanca como la leche y la dureza de las estrellas.


11. Dejaste que esta casa os reemplazara a ti y a tu mujer en el afecto de vuestros hijos.


12. A lo mejor necesitaban unas pequeñas vacaciones, alejarse de la fantasía que se había vuelto excesivamente real.


13. Me atraía la idea de esa nada arriba y esa nada abajo, y esa nada entre ellas, y yo en medio de la nada.


14. No creo que a la habitación le guste que la desconecten -dijo el padre. A nadie le gusta morir...Ni siquiera a una habitación.


15. Pisar el suelo de Marte era como pisar el ordinario pavimento, fuera de la iglesia, cinco minutos después de haber sentido, realmente, amor a Dios.


16. Una casa que los vestía y los alimentaba y los mecía para que se durmieran, y tocaba música y cantaba y era buena con ellos.


17. Creo que la única forma en que podemos crecer y progresar en este mundo es aceptando el hecho de que no somos perfectos y viviendo de manera acorde a esta verdad.


18. Tienes que cambiar de vida. Lo mismo que otros muchos, la has construido en torno a las comodidades. Mañana te morirías de hambre si en la cocina funcionara algo mal.


19. Caminé por las calles de la ciudad, y vi las caras, y vi algo que usted no ha visto nunca... un poco de fe. Y con ese poco de fe moverán montañas.


20. El amor está unido al humor, ¿No es cierto? Pues no se puede amar a alguien si no se está dispuesto a aguantarlo. Y no se puede aguantar constantemente a alguien sin reírse de él.


21. Mis melodías y números están aquí. Han llenado mis años, los años en que rehuse morirme. Y para eso mismo escribo, escribo, escribo, al mediodía o a las tres de la mañana. Para no estar muerto.


22. No se había afeitado ese día, y sus ojos eran tan viejos como pueden serlo los ojos de un hombre todavía vivo. Eran ojos incoloros, casi blancos. Las cosas que había visto en su vida habían destruido la mirada.


23. Estos son hombres. Estos son hombres de un mundo lejano, de un cierto planeta. Tienen ciertos ojos, ciertas narices, y caminan erguidos de cierto modo, y llevan armas, y piensan, y luchan, y tienen esos corazones y esos órganos que fueron registrados hace ya mucho tiempo.


24. El cohete se alzaba blanco y enorme en medio del depósito, y reflejaba la blancura de la luna y el azul de las estrellas. Bodoni lo miraba con amor. Sentía deseos de acariciarlo y abrazarlo, y apretar la cara contra el metal, contarle sus anhelos más secretos.


25. Ya no existe el cohete. Nunca existió. Ni la gente. No hay nadie en todo el universo. Nunca hubo nadie. Ni planetas. Ni estrellas. Eso decía. Y luego algo acerca de sus pies y sus piernas y sus manos: No mas manos, decía. Ya no tengo manos. Nunca las tuve. Ni cuerpo. Nunca lo tuve. Ni boca. Ni cara. Ni cabeza. Nada. Solamente espacio. Solamente el abismo.


26. La vida termina como el resplandor de un film, una chispa en una pantalla. Todos los prejuicios y pasiones se reducen y se encienden por un instante en el espacio, y antes que se pueda gritar: - Aquél fue un día feliz, aquel otro un día desgraciado, aquella era una cara malvada, aquella otra una cara bondadosa-, sólo quedan del film unas pocas cenizas. La pantalla se oscurece.


27. La lluvia continuaba. Era una lluvia dura, una lluvia constante, una lluvia minuciosa, opresiva. Era un chisporroteo, una catarata, un latigazo en los ojos, una resaca en los tobillos. Era una lluvia que ahogaba todas las lluvias, y hasta el recuerdo de las otras lluvias. Caía a golpes, en toneladas; entraba como hachazos en la selva y seccionaba los árboles y cortaba las hierbas y horadaba los suelos y deshacía las zarzas.

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