24. La encrucijada gloria o muerte volvía a estar a la orden del día.
25. Al disponer de un tiempo más favorable, los bombarderos pesados aliados dejaron caer en abril una media de dos toneladas de explosivos sobre objetivos alemanes cada minuto de cada día.
26. El fuego de artillería demostró ser particularmente devastador para las baterías de cañones alemanas, y destruyó con rapidez ochenta y nueve de los noventa y cuatro tubos de un regimiento.
27. Las fuerzas aéreas aliadas triplicaban prácticamente a las del Eje, pero la mayor parte de los cazas estadounidenses y británicos tendrían que llegar desde las lejanas bases de Sicilia.
28. Aprendimos a vivir del modo en el que, tal vez, se vivía hace tiempo, con la misma sencillez de los animales, y carentes de cualquier esperanza por nosotros o de piedad hacia los otros.
29. Observemos la cruel ironía: la fuerza aérea, que se suponía que debía impedir que las fuerzas terrestres aliadas acabaran en un matadero similar al del Frente Occidental, sencillamente complementó la escabechina.
30. Los oficiales estudiaban sus mapas a escala 1:50000 y se daban cuenta de que las líneas de contorno apretadas no sólo significaban laderas y subidas empinadas, sino tiroteo desde arriba y omnisciencia por parte del enemigo.
31. Las plantas de producción de combustible sintético, el talón de Aquiles de la máquina bélica de Hitler, se hallaban ahora claramente al alcance y los ataques a gran escala comenzaron a mediados de mayo.
32. El índice de enfermedades venéreas subió como la espuma y la 82a aerotransportada abrió un burdel provisto de certificados médicos en Trapani bajo la supervisión de un oficial que enseguida recibiría el nombre de "Madame".
33. Todo lo que podíamos hacer era tocar y sentir al hombre que teníamos al lado. La oscuridad que nos rodeaba era tal, que parecía ser de noche, y sentíamos en la boca el sabor de la tierra quemada.
34. "El soldado árabe sólo está interesado en tres cosas: mujeres, caballos y armas", dijo un oficial francés a un coronel estadounidense, que le contestó: "el soldado norteamericano es igual, excepto en que le dan igual los caballos y las armas".
35. La superioridad de las fuerzas aéreas y navales de los Aliados, así como la de su artillería, junto con el peso conjunto de sus ejércitos acorraló y aplastó a las fuerzas del Eje, que se rendirían formalmente el jueves 13 de mayo.
36. En Sicilia quedó patente una verdad de perogrullo que seguiría siendo válida hasta el final de la guerra veintidós meses después: en ningún campo de batalla dictó la topografía el resultado de los combates tanto como en la Italia vertical.
37. Los norteamericanos eran en cierto modo más novatos en el juego de las expediciones, pero tanto yanquis como tommies coincidían en que, como aseguraba una historia oficial británica, "las invasiones desde el mar, según reconocían los profesionales, debían ser jugadas a todo o nada".
38. Todas las carreteras y todos los caminos de cabras estaban minados; los soldados, como si fueran adornos del capó, se subían al parachoques delantero de sus vehículos, que avanzaban a paso de tortuga, e iban examinando el camino por si descubrían alguna alteración que pudiera resultar reveladora.
39. Y aunque las fuerzas aéreas aliadas seguían siendo superiores en cantidad y en calidad, la Luftwaffe, que realizaría cuatrocientas cincuenta salidas para atacar la cabeza de playa los días 10 y 11 de septiembre, haría gala ahora de una belicosidad que no se había visto en Sicilia.
40. Al atardecer del martes los comandantes alemanes informaban que durante el día resultaba "prácticamente imposible" cualquier movimiento sin atraer a la baterías aliadas, la artillería naval, las bombas, las ráfagas de mortero o el fuego de los tanques, y a veces los cinco a la vez.
41. El manifiesto de Jefferson, grabado en mármol, resumía perfectamente el sentimiento que animaba a los hombres que iban a reunirse a partir del día siguiente para buscar un sendero que los condujera al final de la guerra: "He jurado sobre el altar de Dios hostilidad eterna a cualquier forma de tiranía sobre la mente humana".
42. La esperanza de inutilizar la industria aeronáutica alemana no quedó satisfecha, y en el año 1944, los aviones de la Luftwaffe seguían saliendo de las plantas de producción alemanas, más que en cualquier otro año de la guerra, aunque a expensas de la producción de bombas. Las factorías se dispersaron bajo tierra y se ocultaron en bosques remotos; sin embargo, el daño causado fue severo.
43. En el mes de marzo, la fuerza aérea aliada que despegaba de Inglaterra perdía veinte bombarderos al día, y otros tres mil bombarderos del VIII Ejército del Aire sufrieron daños ese mismo mes. La decisión de casi diecinueve tripulaciones estadounidenses en marzo y abril de volar hacia países neutrales, en general Suecia y Suiza, donde serían internados hasta el final del conflicto, puso de manifiesto los problemas de conciencia.
44. (...) La propaganda intentaba hacer lo mismo. Los folletos cubrían la cabeza de playa igual que hacían las cenizas del Vesubio...Consistía en un glosario de frases relativas a la rendición que podrían ser útiles a los alemanes, por ejemplo, "¿Dónde está el agua caliente?", o "Un poco más de café, por favor". Los propagandistas alemanes respondieron con sus propias barricadas de papel...La serie "Abe Levy" mostraba a un contratista judío en Estados Unidos agrediendo sexualmente a la novia de un soldado herido; otro folleto, destinado a las unidades británicas, mostraba a una inglesa escasa de ropa poniéndose las medias y a un soldado estadounidense anudándose la corbata. "¿Qué ocurre en casa mientras tú estás fuera? .
45. (...) La guerra no era sólo una campaña militar, sino también una parábola. Había lecciones que hablaban de camaradería, de sentido del deber y de la inescrutabilidad del destino. Había también lecciones que hablaban del honor y el valor, de compasión y sacrificio. Y estaba luego la lección más triste de todas, la que se aprendería una y otra vez durante las siguientes semanas luchando por toda Sicilia, y durante los meses venideros luchando para encontrar otra vez la vía hacia un mundo en paz, la que enseña que la guerra corrompe, corroe el alma y empaña el espíritu, la que enseña que incluso lo excelente y lo superior puede mancillarse, y que ningún corazón puede permanecer inmaculado.