Frases de El camino del Zen

El camino del Zen

17 frases de El camino del Zen (The way of zen) de Alan Watts... Amplio y riguroso estudio donde el autor traza los rasgos principales de esta filosofía de un modo claro, ameno e instructivo, y analiza los puntos de contacto del Zen con el Tao y el budismo indio.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Alan Watts son: nirvana, zen, espiritualidad, meditación, kendo, budismo, filosofía oriental, tao, taoísmo, teoría y realidad.

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Frases de El camino del Zen Alan Watts

01. El verdadero nirvana no puede ser deseado porque no puede ser concebido.


02. Para quien posee autoconocimiento no hay dualidad entre sí mismo y el mundo exterior.


03. El mundo concreto, no verbal, no contiene clases ni símbolos que signifiquen o quieran decir otra cosa que sí mismos.


04. [El Zen] Es directo, posee fuerza y humor, y un sentido de la belleza y del absurdo que resulta a la vez exasperante y delicioso.


05. Nirvana es la forma de vida que resulta cuando acaba el esfuerzo de aferrarse a la vida. En la medida en que toda definición es un acto que tiende a aferrar algo, nirvana es necesariamente indefinible.


06. Significa que lo externo y lo interno, el antes y el después, lo pesado y lo liviano, lo placentero y lo doloroso, lo que se mueve y lo que está quieto, son todas ideas o clasificaciones mentales.


07. Lograr el nirvana es también lograr el conocimiento búdico, el despertar. Pero de ninguna manera se trata de un logro efectivo en el sentido corriente de la palabra, pues no hay ninguna adquisición ni motivación.


08. Al niño hay que enseñarle no sólo qué palabras representan tales o cuales cosas sino también la forma en que su cultura ha aceptado tácitamente dividir las cosas unas de otras, marcar los límites dentro de nuestra experiencia cotidiana.


09. No apoyo la idea de "importar" el Zen del Lejano Oriente, porque está profundamente ligado a instituciones culturales que nos son muy extrañas. Pero no hay duda de que hay cosas que podemos aprender, o desaprender, del Zen, y poner en práctica a nuestra manera.


10. Cuando la vida está vacía con respecto al pasado y sin propósito con respecto al futuro, la vacuidad se llena con el presente, normalmente reducido a una línea capilar, una fracción de segundo en la que no hay tiempo para que algo suceda.


11. Gran parte de las dificultades y oscuridades que el Zen presenta al estudioso occidental resultan de su ignorancia de las formas del pensamiento chino, que difieren notablemente de las nuestras y que por esa misma razón tienen para nosotros un valor especial para lograr una perspectiva crítica de nuestras propias ideas.


12. Si no hay nirvana que pueda alcanzarse, y si en realidad no hay entidades individuales, se desprende que nuestra esclavitud en la Rueda es meramente aparente, y que en realidad ya estamos en nirvana, de manera que buscar el nirvana equivale a la tontería de querer encontrar lo que nunca hemos perdido.


13. Una característica típica del estilo zen es que en la acción se compromete a fondo y va hasta las últimas consecuencias. En todo se entrega total y libremente sin consideración de sí mismo. No confunde la espiritualidad con el pensar en Dios mientras uno pela patatas. La espiritualidad zen consiste justamente en pelar patatas.


14. Los maestros zen son muy humanos. Se enferman y mueren; conocen alegrías y tristezas; tienen rabietas y otras pequeñas "debilidades" del carácter como cualquier otro, y no están libres de enamorarse y tener una relación plenamente humana con el sexo opuesto. La perfección del Zen consiste en ser perfecta y simplemente humano.


15. Por otra parte es fácil ver el carácter convencional de los papeles, pues una persona que es padre también puede ser médico y pintor, así como empleado y hermano. Y es obvio que ni el total de todos estos rótulos referentes a los papeles será capaz de proporcionarnos una descripción adecuada del hombre mismo, aun cuando pueda colocarlo bajo ciertas clasificaciones generales.


16. Como el Zen no implica un dualismo absoluto entre el gobernante y el gobernado, entre la mente y el cuerpo, lo espiritual y lo material, sus técnicas tienen siempre cierto aspecto "fisiológico". Tanto en la práctica za-zen como en la de cha-no-yu o kendo, el Zen siempre da gran importancia a la manera de respirar. La respiración es no sólo uno de los dos ritmos fundamentales del cuerpo; es también el proceso en el cual el control y la espontaneidad, la acción voluntaria y la involuntaria, alcanzan la más patente identificación.


17. La meditación en posición de sentado no es, como se supone a menudo, un "ejercicio" espiritual perseguido con una finalidad ulterior. Desde el punto de vista budista es sencillamente la manera adecuada de sentarse y parece perfectamente natural permanecer sentado mientras no haya otra cosa que hacer y mientras uno no esté consumido por la agitación nerviosa. Para el inquieto temperamento del Occidente la meditación en posición de sentado puede parecer una disciplina desagradable porque no nos parece que podamos sentarnos "nada más que por estar sentados" sin que nos remuerda la conciencia, sin sentir que debiéramos estar haciendo algo más importante para justificar nuestra existencia. Para propiciar esta conciencia inquieta hay que considerar la meditación en posición de sentado como un ejercicio, como una disciplina con un motivo ulterior. Sin embargo, desde ese momento deja de ser meditación (dhyana) en el sentido budista de la palabra, pues donde hay finalidad, donde hay búsqueda y cacería de resultados, no hay dhyana.

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