Frases de El buda de los suburbios

El buda de los suburbios

9 frases de El buda de los suburbios (The Buddha of Suburbia) de Hanif Kureishi... Historia que narra el sentimiento de los jóvenes anglo-pakistaníes que viven entre dos culturas y la espiritualidad oriental superficial que practican muchos occidentales.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Hanif Kureishi son: inmigrantes, racismo, homosexualidad, adolescencia, falsa espiritualidad, uso de drogas, sexualidad, libertinaje, formación de la personalidad.

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Frases de El buda de los suburbios Hanif Kureishi

01. Quítate el reloj, por favor -me pidió-. El factor tiempo no existe en mis dominios.


02. Creo que la felicidad sólo es posible si nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, nuestra intuición y nuestros deseos verdaderos.


03. Empezaba a disfrutar de mi propia generosidad, del placer de hacer disfrutar a los demás, especialmente porque iba acompañado del poder del dinero. Era yo quien les invitaba; estaban agradecidos, tenían que estarlo por fuerza: ya no me podían considerar un fracasado.


04. Para mamá, la vida era fundamentalmente un infierno: una se quedaba ciega, la violaban, la gente se olvidaba de felicitarla por su cumpleaños, Nixon salía elegido, el marido la dejaba por una rubia de Beckenham y, entonces, una envejecía, no podía andar, y se moría.


05. Al principio, todo el mundo le trataba con respeto y escuchaba con atención sus explicaciones soporíferas. Sin embargo, al poco tiempo ya nos lo empezamos a tomar a broma, porque además de comportarse como un pedante con sus ínfulas de superioridad, le asustaba lo que había emprendido y no aceptaba el menor consejo por miedo a que ocultara una crítica.


06. El amor que sentía por él era insólito: no era un amor generoso. Le admiraba más que a nadie, pero no le deseaba nada bueno. Lo que ocurría era que le prefería a mí y quería ser él. Envidiaba su talento, su cara, su estilo. Me habría gustado levantarme por la mañana con todas esas cosas transferidas a mí.


07. (...) Y así me quedé allí sentado en el corazón de aquella vieja ciudad a la que adoraba, que a su vez estaba asentada al pie de una isla diminuta. Me encontraba rodeado de gente a la que quería, y me sentía feliz y desdichado al mismo tiempo. Pensé en lo complicado que había sido todo, pero tampoco tenía por qué ser siempre así.


08. Hay que aceptar la felicidad cuando es posible, no de un modo egoísta, sino teniendo siempre presente que formamos parte del mundo, de los demás que no somos algo independiente. ¿Hay que perseguir la propia felicidad cueste lo que cueste, a expensas de los demás? ¿O hay que ser desdichado para que los demás puedan ser felices? No hay nadie que no haya tenido que enfrentarse a ese dilema.


09. Vivimos en una era de duda y de incertidumbre. Las religiones de siempre, que han gobernado las vidas de la gente durante el noventa y nueve por ciento de la historia de la humanidad, se han ido desmoronando o han perdido vigencia. El problema fundamental es el laicismo. Nuestros valores espirituales y nuestra sabiduría han dado paso al materialismo y la gente anda perdida, de aquí para allá, preguntando cómo hay que vivir.

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