10 frases de El agua de la vida (At the water's edge) de Sara Gruen... Intensa historia de amor, pero también el despertar de una joven privilegiada que, a medida que va experimentando lo que sucede a su alrededor, aprende a entregarse a los demás como nunca antes lo había hecho.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Sara Gruen son: monstruo del lago ness, monstruos acuáticos, segunda guerra mundial, historia de amor, relación padre-hija, ambientada en escocia, valor de la amistad, pobreza, experiencias enriquecedoras.
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Frases de El agua de la vida Sara Gruen
01. Si quería poner fin a su búsqueda del monstruo, sólo tenía que encontrar un espejo.
02. Lleva siempre contigo un botellón de whisky por si te muerde una serpiente y, si te hace falta, lleva también una serpiente.
03. Tenía un vestidor lleno de trajes de alta costura y abrigos de pieles. Mi vida consistía en despertarme a mediodía, reunirme con Hank y Ellis, pasar del aperitivo al licor de media tarde y del cóctel a la copa de después de la cena, y estar toda la noche en bailes y fiestas, antes de empezar de nuevo al día siguiente. Todo el fraude estaba sembrado de lujosas trampas y baratijas deslumbrantes, cuyo brillo me había impedido ver que nada era real.
04. No hay nada que no pueda arrebatarnos la vida sin previo aviso, por muy bueno o puro que sea. Y, al final, nos lo arrebatará todo.
05. Durante el resto de la noche, sólo pude pensar en el número de cabezas que se habrían apoyado en esa misma almohada antes que la mía.
06. La vida. Ahí estaba la vida, en toda su hermosa y trágica fragilidad, y los que habíamos tenido la suerte de sobrevivir abríamos los brazos para recibirla.
07. El monstruo -si es que de verdad existía- no volvió a aparecérseme nunca más. Pero a lo largo del último año yo había aprendido que los monstruos abundaban y que solían esconderse a la vista de todos.
08. Dijo que el mal tiempo y la guerra tenían la culpa de que no hubiera flores verdaderas; pero en lugar de resignarse, puso cuatro o cinco trozos de carbón en unas jarras de cristal, añadió agua, sal y amoníaco, y al final les echó por encima una mezcla de tinta violeta y azul. Para mí era un completo misterio cómo semejante alquimia daría como resultado algo parecido a unas flores, pero en menos de una hora ya estaban floreciendo.
09. Me detuve delante del arco de la entrada, donde había estado el puente levadizo, e imaginé a todas las personas que habrían entrado y salido por esa puerta a lo largo de los siglos, todas ellas caracterizadas por una combinación particular de deseo, esperanza, celos, aflicción, dolor, amor y todas las otras emociones humanas, una combinación que hacía que cada una fuera tan única como un copo de nieve y, aun así, vinculada inextricablemente a todos los otros seres humanos que han existido y existirán, desde el principio de los tiempos hasta el final.
10. -No es tu amiga. Es una camarera. -Que casualmente es amiga mía. Ellis agachó la cabeza y suspiró. Al cabo de unos segundos, volvió a mirarme. -Sé que te encuentras en un estado delicado, pero me gustaría que pudieras ver con claridad lo que está sucediendo. -No me encuentro en un estado delicado. Estoy bien. -No, cariño, no estás bien -dijo-. Has tirado tu medicación por el retrete. Estás imaginando cosas que no son y estás olvidando tu posición social. No me malinterpretes. No te culpo de nada. Sé que no es culpa tuya. Simplemente son síntomas de tu trastorno. Pero si no hacemos nada, esta gente se aprovechará de ti, si no lo ha hecho ya.