22. Fíjate que ese poder que tiene reside en palabras y miradas, en cosas tan sutiles e insignificantes que resulta imposible enumerarlas o hacer un recuento de ellas. Pero ¿Qué más da? La felicidad que proporciona es tan inmensa que bien vale una fortuna.
23. Y tú lo mismo puedes ser un trozo de carne sin digerir que un grumo de mostaza, una corteza de queso que un trozo de patata mal hervida. ¡Creo que, en cuanto a ti, seas quien seas, tienes encima más salsa de carne que tierra!
24. Conocía de sobra también a aquellos dos hombres. Ambos eran hombres de negocios, muy ricos y muy importantes. Desde el punto de vista de los negocios, es decir, desde un punto de vista mercantil, siempre había tratado de estar a bien con ellos.
25. Las risotadas con que hizo aquel comentario, las carcajadas mientras pagaba el pavo y le daba dinero para el carruaje y la risa que acompañó a la recompensa que le dio al muchacho sólo se vieron superadas por aquella forma de reírse mientras se sentaba de nuevo, casi sin aliento, hasta llorar de tanto reír.
26. Las calles eran sucias y angostas, míseras las tiendas y las casas, la gente que por allí andaba iba medio desnuda, estaban borrachos, eran feos y de aspecto desastrado. Como pozos negros, callejones y pasadizos vomitaban sus malos olores, su suciedad y su mala vida sobre aquellas infectas calles y todo el barrio apestaba a crimen, inmundicia y miseria.
27. Hay quienes aseguran conocernos y, en nuestro nombre, llevan a cabo acciones pasionales, henchidos de orgullo, mala voluntad, odio, envidia, fanatismo y egoísmo, pero tienen tan poco que ver con nosotros y con todos nuestros parientes y amigos que, en nuestra opinión, es como si jamás hubieran existido. Que no se te olvide. Y cúlpalos a ellos de sus actos, no a nosotros.
28. El espectro volvió a lanzar un grito y sacudió la cadena mientras se retorcía sus tenebrosas manos. - ¿Cuál es la razón de que estés encadenado? -le preguntó Scrooge, sin dejar de temblar. -Arrastro la cadena que forjé en vida -contestó el fantasma-. Yo mismo la construí, eslabón a eslabón, metro a metro. Me la ceñí por voluntad propia y cargo con ella de forma voluntaria.