Frases de Ciudadela

Ciudadela

21 frases de Ciudadela (Citadelle) de Antoine De Saint-Exupéry... Con la voz de un príncipe del desierto, a quien su padre el rey transmite la sabiduría adquirida durante su larga existencia, y bajo la forma de un diario que abarca toda clase de reflexiones, es quizás su obra más profunda.

Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Antoine De Saint-Exupéry son: peregrinación, fortaleza, coraje ante la adversidad, soledad, valorar la vida, formación de la personalidad, humanismo, meditación, poder del amor, sabiduría.

Frases de Antoine De Saint-Exupéry Libros de Antoine De Saint-Exupéry

Frases de Ciudadela Antoine De Saint-Exupéry

01. La verdadera muralla está en ti.


02. La verdadera enseñanza no es hablarte, sino conducirte.


03. El amor verdadero empieza cuando no se espera nada a cambio.


04. La dificultad te entrega y te aporta la única libertad que cuenta.


05. El amor es sobre todo audiencia en el silencio. Gustar, es contemplar.


06. La caridad según el sentido de mi imperio, es la colaboración.


07. Unificar, es anudar mejor las diversidades particulares, no borrarlas para un orden vano.


08. Es fácil de colmar aquel que no tiene espacio en el corazón.


09. Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin.


10. Nada se espera del hombre que trabaja para su propia vida y no para la eternidad.


11. El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas.


12. Nada tiene sentido si no mezclo en ello mi cuerpo y mi espíritu. No hay aventura si no me comprometo en ella.


13. Sólo importa la diligencia. Porque ella es la que dura y no el fin que es ilusión del viajero, cuando marcha cresta en cresta como si el fin perseguido tuviera sentido.


14. Conoces lo que tu vocación pesa en ti. Y si la traicionas, es a ti a quien desfiguras; pero sabes que tu verdad se hará lentamente, porque es nacimiento de árbol y no hallazgo de una fórmula.


15. Cuán insensato el que pretende buscar la dicha de los hombres en la satisfacción de sus deseos, creyendo, de tanto mirarlos andar, que lo que ante todo cuenta para el hombre es el alcanzar el fin. Como si hubiera algún fin.


16. Si tu amor no espera ser acogido debes callarte. Puede alentar en ti si es silencio. Porque crea una dirección en el mundo y toda dirección te aumenta cuando te permite aproximarte, alejarte, entrar, salir, hallar, perder. Porque eres el que debe vivir.


17. No me interesa aquel que haya conocido, llevado en litera, mil cimas de montañas y así observado mil paisajes porque,en primer lugar, no conocerá uno solo verdaderamente y, luego, porque mil paisajes no constituyen más que una partícula de polvo en la inmensidad del mundo.


18. Di a cada uno: tienes razón. Porque tiene razón. Pero condúcelos más alto en su montaña; pues el esfuerzo de escalar, que rehusarían por ellos mismos, exige tanto de los músculos como del corazón... ¿Cómo conocerán los hombres sus actos si no han escalado trabajosamente la montaña, en soledad, para transmutarse en silencio?


19. Si tu amor no es acogido y se transforma en vana súplica en recompensa de tu fidelidad y no tienes la fuerza de alma para callarte, entonces, si hay un médico hazte curar. Porque es preciso no confundir el amor con la esclavitud del corazón. El amor que solicita es bello; pero aquél que suplica es propio de un criado.


20. No inventes un imperio donde todo sea perfecto. Porque el buen gusto es virtud de guardián de museo. Y si desprecias el mal gusto, no tendrás ni pintura, ni danza, ni palacio, ni jardines. Habrás hecho el disgustado por temor al trabajo desaseado de la tierra. Te verás privado por el vacío de tu perfección. Inventa un imperio donde simplemente todo sea ferviente.


21. Prohíbo a los mercaderes alabar demasiado sus mercaderías. Porque se convierten pronto en pedagogos y te enseñan como fin lo que por esencia es un medio, y al engañarte así cerca del camino que seguir te degradan; porque si su música es vulgar te fabrican, para vendértela, un alma vulgar. Así pues, está bien que los objetos sean fundados para servir a los hombres; sería monstruoso que los hombres fueran fundados para servir de caja de residuos a los objetos.

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