La teoría de las cuerdas o la teoría M son las principales (y de hecho las únicas) candidatas para una teoría de todo. Ninguna otra teoría puede hacer esa afirmación.
El hecho de demostrar que la teoría de las cuerdas es correcta representaría el mayor logro en la historia de la ciencia, la culminación de 2000 años de investigación desde que los griegos se hicieron la pregunta ¿De qué está hecho el mundo?
Si los objetos fundamentales del universo son cuerdas, ¿Qué son las partículas puntuales que nos parece observar en los experimentos? En las teorías de cuerdas, lo que previamente se interpretaba como diferentes partículas puntuales se interpreta ahora como diversas ondas en las cuerdas, como las ondas en una cuerda vibrante. Pero las cuerdas, y las vibraciones a lo largo de ellas, son tan diminutas que ni tan siquiera nuestra mejor tecnología podría resolver su forma, y así se comportan, en todos nuestros experimentos, como puntos diminutos y sin características. Imaginemos que miramos una mota de polvo en el espejo: de cerca, o con una lupa, podemos ver que tiene una forma irregular o incluso una forma de cuerdecita, pero a cierta distancia parece un punto sin características particulares. "Brevísima historia del tiempo" (2005), Leonard Mlodinow
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