Increíblemente, en aquella coyuntura crítica de la historia financiera, después de la cual cambiarían tantas cosas y tan rápido, la única restricción en el mercado de las hipotecas basura era que había pocas personas dispuestas a apostar contra este. "La gran apuesta" (2010), Michael Lewis
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Todavía en el verano de 2006, cuando los precios de la vivienda empezaban a caer, había que ser una persona hecha de una pasta especial para ver los hechos más feos y reaccionar a ellos; para distinguir, en el perfil de la hermosa damisela, el rostro de la vieja bruja. "La gran apuesta" (2010), Michael Lewis
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"Esto es demasiado bueno para ser verdad". Nunca había operado con bonos hipotecarios, no sabía básicamente nada sobre propiedad inmobiliaria, se sentía desconcertado por la jerga del mercado de bonos, y ni siquiera estaba seguro de si el Deutsche Bank o quien fuese le permitiría comprar permutas de impago crediticio sobre bonos hipotecarios basura, ya que ese era un mercado para inversores institucionales, y él y sus dos socios, Ben Hockett y Jamie Mai, eran lo menos parecido a una institución de lo que se podría pensar. Pero yo solo lo miraba y me decía: " ¿Cómo puede ser siquiera posible? ". Luego envió la idea a sus socios junto con la pregunta: " ¿Por qué no hay alguien más inteligente que nosotros haciendo esto? ". "La gran apuesta" (2010), Michael Lewis
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La estructura de la economía griega es colectivista, pero el espíritu del país es lo contrario a un colectivo. Su estructura real es un "sálvese quien pueda". Los inversores le habían metido cientos de miles de millones de dólares a este sistema. Y el boom crediticio había desbordado al país, precipitándolo al hundimiento moral más absoluto. "Boomerang: Viajes al nuevo tercer mundo europeo" (2011), Michael Lewis
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En las mesas de la ruleta, unas pantallas mostraban la lista de los resultados de las últimas veinte jugadas. Los jugadores veían que en las últimas ocho había salido negro, se maravillaban ante la improbabilidad de aquello, y tenían la corazonada de que ahora la diminuta bola de plata tenía más probabilidades de caer en el rojo. Esa era la razón de que el casino se molestara en poner una lista de las últimas jugadas de la rueda: ayudar a los jugadores a engañarse a sí mismos; dar a la gente la falsa confianza que necesitaba para poner sus fichas en la mesa de la ruleta. Toda la cadena de intermediarios del mercado de las hipotecas basura se engañaba con el mismo truco, utilizando un escorzo del pasado sin significado estadístico para predecir el futuro. "La gran apuesta" (2010), Michael Lewis
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Un día me encontré con una profesora de Filosofía que me preguntó a qué me dedicaba. Le dije que a la publicidad, y ella me respondió que era una manera bonita de difundir belleza. Entonces empecé a verlo desde otro punto de vista. No me quito mi responsabilidad, yo también he formado parte del engranaje y vendía cosas que jamás habría comprado, pero también aprendí que nosotros no obligamos a nadie a comprar. No creo en este discurso de "somos víctimas de la publicidad, somos víctimas de la prensa, somos víctimas del sistema, de la política", etcétera. A nadie se le ha obligado a coger una hipoteca, a nadie se le ha obligado a comprarse un coche. La gente lo hace porque quiere o porque no pone los filtros suficientes a aquellos estímulos que le vienen y le dicen: "Compra esto".
Haber comprado sólo una o dos casas, no lo hace a usted un experto en bienes raíces. "Padre rico, padre pobre" (1997), Robert Kiyosaki
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Doce horas diarias de mi tiempo están hipotecadas para conseguir el dinero que pague esos lujos de que no puedo disfrutar. "Amor, curiosidad, prozac y dudas" (1997), Lucía Etxebarria
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