01. No andes errante... Y busca tu camino.
02. ¡Cuánto le costó a la muerte apagarte los ojos!
03. Ten una voz, mujer, que sea cordial como mi verso y clara como una estrella.
04. Ni el infierno... Ni el fuego y el dolor son eternos.
05. Deshaced ese verso, Quitadle los caireles de la rima, el metro, la cadencia y hasta la idea misma. Aventad las palabras, y si después queda algo todavía, eso será la poesía.
06. El Hombre es lo que importa. El Hombre ahí, desnudo bajo la noche y frente al misterio, con su tragedia a cuestas, con su verdadera tragedia, con su única tragedia... La que surge, la que se alza cuando preguntamos, cuando gritamos en el viento. ¿Quién soy yo?
07. Luz... Cuando mis lágrimas te alcancen la función de mis ojos ya no será llorar, sino ver.
08. Para cada hombre guarda un rayo nuevo de luz el sol...
09. Tus ojos son las fuentes del llanto y de la luz.
10. Y es inútil, inútil toda huida (ni por abajo ni por arriba). Se vuelve siempre. Siempre.
11. Poesía... Tristeza honda y ambición del alma ¡cuándo te darás a todos... A todos, al príncipe y al paria, a todos... ¡Sin ritmo y sin palabra!
12. Quiero ganar mi verso, este verso; y quiero que vaya quedo, raudo y sereno como un dardo certero al corazón del pueblo de todos los pueblos... Al corazón del Universo.