27. (...) Aplicar ese principio, consistente en no abandonar jamás una frase en mitad de la lectura, cualquiera que fuese la causa o la razón. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
28. El hombre tenía aspecto de vividor. Tenía que estar prevenido. Por experiencia sabía que los vividores a menudo resultaban ser malos muertos. "El resto de sus vidas" (2016), Jean-Paul Didierlaurent
29. La pena tenía ese terrible poder de reblandecer las cuerdas vocales y de ahogar los sonidos en lo más hondo de la garganta. "El resto de sus vidas" (2016), Jean-Paul Didierlaurent
30. La frágil escribanía había desaparecido bajo varias pilas de documentos. El ordenador y la impresora estaban puestos en el suelo para liberar espacio. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
31. Chaval, no olvides nunca que esto es a la edición lo que el agujero del culo es a la digestión, ni más ni menos. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
32. No hay que perder el hilo del Verbo, chaval. Hay que seguirlo hasta que acabe, deslizarse por todo el parlamento hasta que el punto final te libere. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
33. Empiezas por ir con menos frecuencia a la peluquería, descuidas el maquillaje, te dejas crecer las uñas, no te depilas y acabas perdiendo tu dignidad. "El resto de sus vidas" (2016), Jean-Paul Didierlaurent
34. Al cabo de los años, los otros usuarios habían terminado por darle muestras de ese género de respeto indulgente que se dispensa a los pobres chalados. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
35. Se puede esperar todo de los estreñidos, incluso nada. Y luego añade, en general: Son a los lavabos lo que los mudos a la canción, y viceversa. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
36. Dentro del amplio vestíbulo, los menos animosos acababan de apoltronarse sobre ellos mismos, indiferentes a la agitación ambiental. Seres cuyo destino era esperar una despedida a la que se negaban. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
37. Con el tiempo, el trasportín había acabado por formar parte del ritual. El acto de bajar la base de la silla tenía algo de simbólico que le reconfortaba. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
38. En el trayecto de vuelta, sin embargo, Guibrando no leía...Cerraba los ojos y dejaba que poco a poco la vida lo habitara mientras el vagón mecía su cuerpo fatigado. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
39. Sí, le habría bastado solo con renunciar, meterse de nuevo en la cama y acurrucarse en el hueco todavía tibio que su cuerpo había formado durante la noche. Dormir para huir. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
40. Hube de rendirme a la evidencia de que la gente no espera en general más que una sola cosa de ti: que les devuelvas la imagen de lo que ellos quieren que tú seas. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
41. Un olor abominable. La definición más acertada que el joven había oído al respecto de esas exhalaciones se la había dado un veterano camillero: eran olores para desviar la mirada. "El resto de sus vidas" (2016), Jean-Paul Didierlaurent
42. Era difícil que la gente aceptara el hecho de que ponían su rostro en las mismas manos que acababan de estar manipulando durante todo el día una retahíla de cadáveres. "El resto de sus vidas" (2016), Jean-Paul Didierlaurent
43. Si hay una lección que yo haya aprendido en casi veintiocho años de presencia en esta Tierra es que el hábito debe hacer al monje, y poco importa lo que oculte la sotana. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
44. Esa mujer era como esos viejos ciruelos que, pese a tener un tronco agrietado por todas partes y una corteza quebradiza y reseca, siguen floreciendo cada primavera para dar los mejores frutos al llegar el verano. "El resto de sus vidas" (2016), Jean-Paul Didierlaurent
45. Oye, ¿Conoces el del forense entrevistado por un periodista? (...) Va el periodista y le pregunta: "Doctor, ¿Cuántas autopsias a muertos ha hecho usted? ". Y el otro contesta: "Todas mis autopsias se las he hecho a muertos". "El resto de sus vidas" (2016), Jean-Paul Didierlaurent
46. Con el tiempo, he aprendido a escribir sin que lo parezca...Voy avanzando tecla a tecla. No pasa ni un día sin que haya escrito algo. No hacerlo sería como no haber vivido ese día. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
47. Desde la cocina, donde estaba guardando la compra, Manelle recibió como un regalo aquella sonrisa infantil que acababa de iluminar el rostro de la anciana al mismo tiempo que ella le echaba el ojo a la primera fresa Tagada. "El resto de sus vidas" (2016), Jean-Paul Didierlaurent
48. No ser ni guapo ni feo, ni gordo ni flaco. Solo una vaga silueta entrevista en el borde del campo de visión. Fundirse con el paisaje hasta negarse a sí mismo y limitarse a ser un lugar ajeno nunca visitado. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
49. Para todos los viajeros presentes en el vagón, él era el lector, ese tipo extraño que, todos los días de la semana, leía con voz alta e inteligible un puñado de páginas que sacaba de su cartera. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
50. Tener como confidente a un pez rojo suponía no esperar de él otra cosa que esa escucha pasiva y silenciosa, por mucho que a veces creyera descubrir en la hilera de burbujas que salía por su boca un amago de respuesta a sus preguntas. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
51. Es en las cicatrices de los gueules cassées [Caras rotas, expresión utilizada para referirse a los heridos veteranos de la Primera Guerra Mundial] donde se pueden leer las guerras, Julie, no en las fotos de los generales envarados en sus uniformes almidonados y repulidos. "El lector del tren de las 6.27" (2014), Jean-Paul Didierlaurent
52. Deportado con su familia, Samuel conoció el horror de los campos de concentración cuando era niño. El hambre, la enfermedad y esa muerte por todas partes, dando vueltas a su alrededor, rozándolo, escogiendo a sus víctimas sin jamás elegirlo a él. "El resto de sus vidas" (2016), Jean-Paul Didierlaurent